Pues si, al final hemos tenido que pasar por el aro y olvidarnos de nuestras condiciones básicas para escoger una casa. Una vez más se vuelve a cumplir la condición de que cuantos mas planes te haces en la cabeza, menos tiempo tardan en venirse abajo. Nos vinimos de Madrid cola la idea de que veníamos a un sitio pequeño, tranquilo, de buena calidad de vida, a cobrar bien…que habría mucho donde elegir y no muy caro por estar donde Cristo perdió el gorro…pero ya a la primera nos hemos dado cuenta de que aquí el tema de la vivienda es completamente diferente. La importancia que le dan a la casa (incluyendo el edificio) es la misma que nosotros le damos al catalogo de Páginas Amarillas, es decir,ninguno. En tres días dando más vueltas que un hamster dopado en una rueda, lo único que hemos visto han sido auténticos nidos de chinches y almacenenes de antigüedades en los que no desearías que viviera ni tu peor enemigo. Al final, solo con ver el aspecto de la casa, ya sabiamos lo que nos esperaba dentro. Pero mira por donde, que siguiendo ese mismo criterio instintivo fuimos a parar a la que sabíamos que era nuestra oportunidad. Tuvimos que salir corriendo a la oficina a pagar la señal, por miedo a que nos quitaran en la cara la que sabiamos que era la elegida. Vale que no es una mansión, vale que no da para darse un jacuzzi, pero tiene una bonita moqueta para que todo aquel que venga de visita pueda yacer cómodo. Y nada, ahí estamos, de papeleo y deseando que nos den las llaves y salir el b&b este en el que estamos de prestao y del que el dueño está deseando perdernos de vista. Pero parece que para eso aun quedan unos días, así que mientras tanto bucearemos en los catálogos de Ikea y de Argos en busca de cosas buenas,bonitas y baratas. Así que nada, se abre la ronda de sugerencias, que en estas cosas aun andamos un poco pez

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