Ha pasado mucho tiempo, pero el que la sigue la consigue. No sabía como iba a ser, pero tenía claro que de alguna manera se tenían que acabar alineando los astros para que yo pusiera mi cruz en la casilla de «Eres un auténtico dundonian si al menos has usado una vez el aeropuerto de Dundee». Así que ahora sí, ya soy un ser completo.

3D Green Glass Tick

El aeropuerto de Dundee es uno de los puntos más interesantes de la ciudad. A la entrada, desde la carretera que conecta Edimburgo con Aberdeen, y con una pista encajonada entre el Riverside Inn, el centro de reciclaje, unas cuantas vacas peludas, un campo de fútbol y el Tay, este miniaeropuerto pasa a ser el codiciado objeto de deseo de los empresarios dundonian que necesitan ampliar sus redes comerciales más allá del Muro en busca de un destino mejor. Sólo tiene dos vuelos: Londres y Jersey, Jersey y Londres, y la terminal no es más grande que un Domino´s pizza. Esto hace que al cruzar su puerta abras los ojos tanto como si estuvieras viendo un programa de Cuarto Milenio, bienvenido al momento del misterio.

IMG_4044

Mi experiencia personal fue poco emocionante, pero me apetece contarla. Crucé la puerta y fui a la zona del registro donde dos empleadas esperaban pacientemente a los insensatos que decidían tomar el vuelo de la mañana.Como no llevaba equipaje alguno, perdí la oportunidad de ver como mi maleta desaparecía en una cinta del tamaño de ping-pong. Pero en cambio, pude disfrutar de pasar el control de seguridad como si fuera el colega del policía. Al no haber literalmente nadie haciendo cola, el hombre me ayudó a poner las cosas en la bandeja e incluso tuvo tiempo de preguntarme que qué tal el día mientras pasaba el arco de seguridad. Estas cosas no deberían sorprendernos, pero en los últimos años los rituales de entrada a los aeropuertos se parecen más a un transporte de ganado que a un servicio por el que has pagado un dineral. Tras pasar el control esperé a que saliera mi vuelo sin tener que mirar en las pantallas por qué puerta salía, ya que sólo había una. Así que esperé a que llegara el momento en el que yo, con mis otros seis compañeros de vuelo pusimos rumbo a nuestro jet privado.

IMG_4045

Sobre el avión no tengo palabras. Era tan mono… tan pequeño… iba tan despacio… se movía tanto… vamos, que era como de juguete. Yo estoy seguro que Cristiano Ronaldo o alguno de estos, tienen aviones privados más grandes que el aparatito ese en el que me monté. Con no más de 30 asientos y un par de hélices de esas de las que creía que sólo se veían en las películas, puse mi cuerpo a su servicio. El ruido de sus hélices al ponerse a tope de revoluciones para levantar el cacharro antes de que la pista se acabara fue como escuchar a Chewbacca lamentarse por los quejidos del Halcón Milenario, con la diferencia que aquí no hubo salto al hiperespacio ni nada similar. Todo lo contrario, el vuelo a Londres se hace plácidamente en uno de estos aviones; sin ir muy deprisa ni muy alto y pudiendo disfrutar en todo momento de los lagos, valles y prados que cruzan de un lado a otro la querida isla de la Gran Bretaña.

La mejor parte de usar este aeropuerto es el regreso. Como la pista es tan corta el aterrizaje se siente como si el avión cayera a plomo, y luego inmediatamente se siente de utilidad por primera vez el cinturón de seguridad en un avión. Sin él, los cuatro gatos del avión acabaran empotrados contra la cabina del piloto. Digamos que uno aprende a apreciar un buen aterrizaje en otros vuelos después de haber vivido uno en este avión. La pena es que los precios no sean más populares, porque sino habríamos estado bajando a Londres más a menudo sin tener que ir a Edimburgo y dejar el coche en el aeropuerto. Como se puede apreciar, soy una persona concienciada con el medio ambiente y con la huella de carbono, pero también soy una persona preocupada por nuestro anciano coche. Así que como a lo mejor este tren sólo pasa una vez en la vida, yo soy feliz por partida doble: por un lado porque he podido disfrutar de la experiencia de usar el aeropuerto del pueblo, y por otro y aún mejor y más importante, vivir para contarlo.

kit-avion-magnetico