No hay nada más gratificante que cuando no tienes nada que hacer porque dependes de que un montón de gente te conteste al correo, alguien te pida hacerle un recado. Ayer, tan inocente de mi, le pregunté a Marta que si necesitaba que le comprara algo porque tenía la mañana libre (guiño, guiño). ¿Y en que carajo estaba pensando yo que podía necesitar? ¿Unos calcetines?, ¿quizá una agenda?,  ¿tal vez un paraguas? No, ella necesitaba una espuma-prepara-rizos para después de lavarse el pelo. ¿Qué es eso? Ni puñetera idea, claro, y menos como se busca en una perfumería/droguería escocesa.
Estuve a punto de rilarme y mandarla a paseo, pero no, le he echado valor y he ido. Otra vez he notado la mirada de los de seguridad sobre mi coronilla cuando llevaba una hora en la estantería de champús mirando uno y cada uno de los botes con cara de incredulidad. Por un momento he sentido miedo, ganas de correr, pero al final me he decidido por uno. He de deciros que no se si he tenido éxito o no, pero yo he cogido un bote rosita que pone «curl defining». Esta noche cuando se lo de….se desvelará el misterio.

20120704-152302.jpg

20120704-152308.jpg