Existen distintos tipos de aparatos que son dañinos para el ser humano y que jamás se deberían haber inventado. Entre ellos, podríamos incluir los parquímetros, los «abre-facil» de las latas de mejillones o los botones de colores de la parte de arriba de las calculadoras científicas. Pero aquí en Escocia he descubierto que existe uno peor, uno mucho más nocivo que cualquiera de ellos: el controlador del agua caliente. Para nosotros era un auténtico desconocido, y creo que para la mayoría de los que vais a leer esto también. Resulta que en esta casa el depósito del agua caliente viene controlado por un gracioso aparatito que está en la cocina y que simplemente tiene un botón de OFF-TIMED y una ruedecita a modo de temporizador.

Pues este dichoso aparatito con dos botones ha sido el responsable de que a lo largo de dos semanas hayan tenido que pasar por esta casa el fontanero, el de mantenimiento, el de la compañía electrica y que yo haya tenido que hacerme apuntes de como carajo funciona el depósito del agua (todo esto aderezado con la cara de mono con platillos de Marta mientras le contaba una y cada una de mis rebuscadas teorias). Todo empezó porque no teníamos agua caliente para fregar los platos, y nosotros, que somos de manos sensibles y de grasa de tres días acumulada en los platos no podíamos sufrir con esto durante mucho tiempo. Así que indignado por este tema, y a causa del exceso de tiempo libre que he tenido este mes, decidí poner en marcha toda la maniobra de contactar con la agencia y hacerme el pobrecito que no tiene agua caliente. Y que más me gustaría a mi que decir que después de todas esas visitas hemos conseguido arreglar el problema. No, nada de eso. Todas esas visitas me han servido para hacerme unos «listenings» espectaculares. Saber como desenvolverme hablando con un fontanero, con Manolo y Benito y hasta con Flash Gordon si hace falta, pero no para comprender que carajo le pasaba al depósito del agua caliente. Estas maravillosísimas personas han estado pasándose la pelota los unos a los otros desde el primer día. El fontanero desmontó todos los enchufes, tocó todos los botoncitos, dijo que él no podía hacer más y se marchó. El ñapas de mantenimiento desmontó todos los enchufes, tocó todos los botoncitos, cambio un par de cables, dijo que él no podía hacer más y se marchó. Y el de la compañía eléctrica no desmontó ningún enchufe pero cambió el contador de la luz, dijo que él no podía hacer más y se marchó. ¿Vosotros teniaís agua caliente después de todo esto? ¡Porque nosotros no! Asi que después de estar todo un día subiéndome por las paredes montándome todo tipo de teorias y cagándome en todos los Playmobil de los que me acoradaba… (el Playmobil fontanero, el Playmobil albañil, el Playmobil elecricista…) llegúe a la conclusión de que una vez más se iba a cumplir aquello de que la solución más sencilla suele ser la solución valida.

Tras ayudarme de la wikipedia, de numerosos foros y del manual de instrucciones del aparatito infernal comprendí que nunca habíamos dejado de tener agua caliente. Nunca había habido nada estropeado. Simplemente todo había sido una paranoia que se había ido haciendo más y más grande con cada uno que pisaba nuestra impoluta moqueta. El botoncito de la derecha, el del OFF-TIMED es el maldito encargado de hacer que el tanque se encienda, el encargado de encender el termostato. Si el botoncito está en OFF el agua no se calienta aunque los plomos estén dados, los enchufes encendidos, el contador funcionando o la Reina Elizabeth se está haciendo la permanente. Si está en TIMED, lo hace. Sí, simple, ¿verdad? Pues no, no lo era tanto porque todo el mundo racional ha pensado que ese botón controlaba la ruedecita de al lado. Ruedecita que va a su bola, no sirve para eso, no tiene más utilidad que en el caso de que te quedes sin agua caliente porque hayas decidido caerte en la marmita como Obelix, calentarla a saco en un tiempo record y dejándote el bolsillo tiritando por el picazo de luz que consume, más que el horno pirolítico de Arguiñano. Y esa es la historia de hoy, ahora cada vez que me topo con este infernal aparatito (está justo al lado de los fuegos de la cocina) le miro con odio y le digo – «la que hemos liao….¡pa’ná que hacemos!».

La historia es un poco compleja, lo sé. He tratado de simplificarla porque tiene un montón de teorias, cables y chicha por detrás. La conclusión es que ahora tenemos agua caliente de nuevo, pero tengo la teoría de que con todo el trasiego un par de cables se han quedado cambiados y únicamente se calienta la mitad de agua del tanque. No es un problema horroroso, pero ya es orgullo, el hombre o la máquina, ¡¡¡no puedo dejar que me gane!!! Y he ahí la pregunta. Tengo la opción de volver a dar la tabarra y conseguir que vengan para explicarles mis teorías acerca del depósito o coger y cambiar yo mismo los cables. ¿Qué hago? ¿Me atrevo?