Esta semana me he dado cuenta de que tener un coche puede llegar a ser como tener una caries. Hace unas semanas, al volver de la media maratón de Braemar, tuvimos un pequeño problemilla de «olores» procedentes del interior de la rueda trasera. Un olor como a goma quemada que hizo que se dispararan las alarmas en nuestras cabezas. Paramos el coche un rato (por un motero que decidió piñarse a la vuelta de Braemar) y se pasó, así que no le dimos mucha importancia, por que parecía que había sido algo puntual. Pero el problema volvió a reaparecer este fin de semana pasado. Fuimos a Monikie a una bonita barbacoa en un día soleado, pero con frío otoñal escocés (vamos, un frío que pela) y al aparcar el coche volvimos a tener el mismo problema. Esta vez además de olor rancio salío durante unos segundos un humo blanco también de detrás de la rueda, aunque esta vez era la delantera!!!! Así que esta vez sí que cundió el pánico, por que aunque no había conexión aparente entre los dos sucesos…algo raro debía estar pasando.

Asi que nada, el lunes decidimos llevarlo al taller donde lo compramos. Que pena que no haya un sistema (o al menos no lo conozco) para envasar olores y poder enseñarlos. Obviamente pasó lo que tenía que pasar, cuando llevamos el coche al taller, ni resto de olor, ni resto de humo, ni nada. Murphy había vuelto a hacer de las suyas y se debía estar descojonando de nosotros allá donde esté ahora. Asi que nada, le contamos el problema al mecánico (que ponía cara de no haber visto una cosa así en su vida…) y allí que se quedó el coche. Al rato me llamó para decirme que le había limpiado y engrasado los frenos, que podía ser de eso o del embrague, pero que este último estaba bien. Vamos, que no tenía ni pu…..idea. Todo eso acompañado de una insistente frase de que no nos lo iba a cobrar por buena voluntad (oh, gran misericordioso). Pero claro, alguna trampa tenía que tener el tema. Y como decía al principio de la entrada….tener un coche es como tener una caries, y aprovechando que el Tay pasa por Dundee (hay qye adaptar el refranero), decidio darme el día y decirme que había visto que el tubo de escape estaba bastante oxidado y que había que cambiarlo. Por qué no lo había visto antes cuando hace apenas un mes que le compramos el coche??? Nadie lo sabe. Así que nada, me sentí como con un torno en la boca y una luz sobre unos ojos amplificados 1000x por unas gafas de dentista apuntándome directamente mientras me decían que había que empastar irremediablemente. Conclusión? Unos olores de procedencia desconocida que esperemos que no vuelvan a aparecer…y £123 por cambiar el tubo de escape (que he de decir, que estaba hecho una piltrafa cuando me lo enseñó). Ahora sí, con la insistencia de que tooooodo fue con buena voluntad y sin cobrar la mano de obra y con precio de estudiante (gracias, oh, señor).

Y si dentro de mi querida audiencia, hay alguien que tenga una mínima idea, sospecha o consejo acerca de lo que le pasaba….espero que el verbo esté bien conjugado…… pues que me lo diga!!!! Por qué  ninguna de las cosas que nos pasan en cualquiera de nuestras pertenencias no tienen explicación aparente?? Coche con humo raro? Bombo y platillo. Radiadores que no se encienden? Bombo y platillo. Agua caliente que no se calienta? Bombo y platillo. En fin, recurramos a canciones para afrontar esto: » take it eeeeeassyyyy», «let it be, let it beeeeeee», «quienes somos, de dónde venimos…»