Sí señor, treinta tacos como treinta soles son los que me han caído encima. Y no me siento mal, no. He estado echando un vistazo y hasta el momento creo que ando igual, me levanto con las mismas legañas, tengo el mismo frío que antes, puede que algo más de hambre… pero vamos, que aparte de haber hecho el doble cambio de dígitos, el resto creo que se mantiene bien. Igual alguna cana más ha salido, pero eso será más debido a los sinsabores de la vida científica que a la edad. De hecho creo que socialmente se le da más importancia a esta fecha que lo que realmente tiene, porque tampoco es tan grave ser un día más viejo que el día anterior, ¿no? Yo personalmente me he propuesto mirarlo desde un punto de vista más positivo y considerar el entrar en esta nueva década como el punto de partida hacia algo desconocido a lo que mejor no enfrentarse muy deprisa. Digamos que sería algo así como ir por una carretera con velocidad limitada en lo que la mayor atracción es mirar por la ventana y disfrutar del camino.

images

Así de optimista he decidido entrar en esta nueva década. No es que haya fumado ningún tipo de sustancia de la comarca del Tay, sino que tras días de concilio entre mi ello, mi yo y mi superyó, entre todo hemos acordado que para qué íbamos a agobiarnos con cosas que no tienen sentido cuando podíamos seguir viviendo la vida tranquilamente. Total, no tenía sentido estar discutiendo durante dieciocho años el como íbamos a comportarnos y qué iba a ser de nosotros cuando estaba claro que después íbamos a hacer lo que nos diera la gana. Y es que hay algunas personas que cuando cumples treinta te miran con esa sonrisita misteriosa, te dan una palmadita en la espalda y/o hace comentarios del estilo «que, ya para abajo, ¿no?» Luego también hay otro grupo de personas que en cambio lo que hacen es darte el sermón acerca de como se presenta el futuro y te preguntan que dónde te ves en unos años y cuantos millones de posesiones vas a tener. Mi concilio interior y yo hemos decidido ignorar a unos y a otros y hacer que esto no sea así, no nos van a encasillar. En mi concilio de Treinta ha acordado que mucha tranquilidad y buenos alimentos –sobretodo esto último.

concilio-trento-sesion-2

El concilio de Treinta no ha sido una cosa muy seria, no os vayáis a pensar que me he retirado a lo más alto de un munro a dar rienda suelta a mi espiritualidad. En él se han debatido cosas de todo tipo, una de la más importantes es que tras pasar mucho tiempo escuchando que estoy a caballo en esto o en aquello, he pensado que para qué bajarme de él cuando lo más inteligente es decirle donde quiero que me lleve. Digamos que cumplir treinta supone coger las riendas del caballo y total, tampoco hay que ser sabio en todo, ¿no? Ya lo dice el refrán: «más sabe el diablo por viejo que por diablo». Así que para esta nueva década entrante mi concilio y yo hemos decidido que vamos a coger al caballo y enseñarle lo que es bueno. Vale que es cierto que ya no te apetece quedarte de juerga hasta las mil de la mañana pasando un frío que pela en la calle cuando puedes estar tranquilamente metido en la cama, vale que es cierto que salir a correr los sábados a las nueve haga frío, nieve o hiele tampoco es muy de veinteañero loco y que el McDonald´s claramente pasó a la historia y donde esté un buen cocido madrileño que se quite el fish & chips. Pero también hay que tener cuidado y no pasarse con lo de las reuniones de amigos para tomar café y después irse a casa, o pasear por el paseo marítimo viendo puestos que venden cosas que no te vas a comprar o pasarte las tardes del sábado mirando la página del Segundamano. Y está bien, tampoco me voy a contradecir a lo anteriormente dicho y le diré al caballo que no pase de 30, que luego siempre hay algún listillo que le saca punta a todo lo que digo.

war-horse-pelicula

Y aquí va mi consejo para cumplidores de treinta en lo venidero de alguien que ya ve los toros desde la barrera. Y yo os digo: no os rindáis a sus encantos, permaneced alerta, alzad la cabeza, poned una pica en Flandes y ejecutad orgullosos lo que he denominado como la rendición del Treinta, por aquello de seguir con los símiles históricos. Treinta no son muchos años, es más, todavía son pocos y cobardes, así que no os dejéis intimidar y salid a lucirlos con orgullo. Las madres siempre presumen de que les gustan los maduritos interesantes, ¿no? Pues ale, adelante con ello, canillas al viento y el Farmatint para pintar el mueble del baño. Y nos decían en clase que los tercios habían caído… la historia se puede reescribir, tres décadas no son nada muchacho.

800px-Velázquez_-_de_Breda_o_Las_Lanzas_(Museo_del_Prado,_1634-35)Eso sí, una cosa es quitarle dramatismo al momento y otra muy diferente es no darle la importancia adecuada. Un número de tales dimensiones y con semejantes curvas no puede ser tratado de forma baladí. Las efemérides están para ser recordadas con grandes eventos. Y para mi desde luego ésta será inolvidable por que no hay mejor regalo que estar bien rodeado en un día así de importante y yo tuve la suerte de estarlo. Y lo estuve por partida cuádruple ya que todas las personas que más  veces me sacan de quicio a lo largo del año –excluyendo a mi jefe– estuvieron conmigo comiendo, cenando, paseando, pasando frío… Fue una gran sorpresa, mejor que cualquier regalo que se pueda hacer, y  todo eso sabiendo lo rematadamente difícil que es sorprenderme a mi. Y ese precisamente es otro de los puntos que se trataron en mi concilio, el de dejar de estar tan pendiente de todo y de mirar más por la ventana, que total voy a treinta, ¿no? No se si lo conseguiré o si usaré el concilio para lo mismo que se usa el Andrex aquí en Escocia, pero no pierdo nada por intentarlo. Total, aún quedan diez años por volver a plantearme una de estas…

P1110132