La historia que hoy vengo a contar está llena de destellos luminosos y vuelve a poner en primera linea de batalla al glorioso Nissan Almera, el azulito para algunos. Esta vez, nuestro pequeño bólido ha querido ser el protagonista de una bonita historia de locura luminosa que por suerte no ha tenido asociada ningún tipo de tinte dramático.

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Son ya más que conocidos los problemas «oculares» que este coche tiene. En los tres años y pico que llevamos de relación sentimental, se cuentan ya con los dedos de las dos manos las veces que le han sido necesarias un cambio de lentillas. No sé que extraña obsesión tiene con quedarse bizco continuamente, probablemente por llamar la atención en busca de mimos automovilísticos. En esta ocasión, los ojos los tenía estupendamente, pero lo que no tenía tan bien eran los ojos traseros u ojetes. El problema era sencillo: una bombilla de freno fundida. La solución también era fácil aparentemente: cambiarla. Pero la gracia de la historia no radica en el momento de cambiar la bombilla sino en saltar en el tiempo e ir un mes hacia adelante.

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El sábado pasado al coger el coche de madrugada me llamó la atención lo luminosos que se veían los carteles de la carretera al mirar por el espejo retrovisor. Los carteles blancos eran más rojos que un tomate pata negra, lo cuál me llamó bastante la atención, pero no hasta el punto de plantearme nada raro. Al volver a coger el coche por la noche fue cuando los sucesos paranormales empezaron a suceder. Por casualidad, pisé el freno antes de encender las luces del coche y ¡sorpresa!, todas las luces del cuadro y las luces de posición delanteras se encendían además de las de freno. Era una fiesta de color, y al más puro estilo discotequero, se podían componer ritmos al son de las luces y del pedal de freno. Achacamos el problema a la edad del coche y a otra llamada de atención en busca de cariño. Pero al salir del aparcamiento y ver de nuevo que los carteles por el retrovisor bien iluminados, empecé a pensar que quizá el problema fuera que las luces de freno iban continuamente dadas. Paramos en una gasolinera para comprobarlo y… efectivamente, el pisar el freno no tenía ninguna finalidad a nivel de luces, porque todas iban dadas continuamente. Mirándolo por el lado positivo, era mejor llevar las luces de freno continuamente dadas antes que no tener luces al frenar. Pero desde luego me asustó un poco el darme cuenta de que quizá lleváramos un mes dando vueltas por las carreteras escocesas con las luces a la virulé.

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Nada más llegar a casa y volver a comprobar que el coche se había vuelto loco a nivel lumínico, me puse a buscar en foros posibles explicaciones a nuestro problema de casquillo y ¡eureka!, una vez más ForoCoches me dió la solución. Algún sabio entendido de esa página explicaba que el problema podía ser de un mal contacto de la bombilla o que ésta estuviera en malas condiciones y conectara el circuito de mala manera echando todo el sistema a perder. Con algo de esperanza decidí ir a quitar la bombilla y comprobar que no la hubiera cagado y puesto la que no era. Pero este no era el caso, ya que al quitarla pude comprobar para mi alivio personal que la bombilla aunque no era igual que la original, era una bombilla adecuada para luz de freno. Como buen científico, procedí a hacer todos los controles. Quité la bombilla y pisé el freno con y sin luces. Todo correcto. Por un momento pensé en dejar el coche bizco a la espera de la ya próxima revisión anual. Pero inmediatamente pensé que podía probar con otro kit de bombillas que tenía en el maletero de todas esas veces que le he tenido que cambiar los ojos. El nuevo kit no tenía ninguna diferente, así que probé con una del mismo tipo pero de este otro kit y volví a hacer todos los controles. Aparte de tener un momento jocoso con Marta chequeando que se encendiera lo que se tenía que encender y en el lugar que tenía que hacerlo, por lo demás, elcoche volvió a la normalidad.

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Mis conocimientos de electricidad son limitados, pero al menos esta vez el sistema de prueba y error fue suficiente para dar con el problema. Está claro que le tienen que pasar todo tipo de cosas extrañas a este coche. Portarse lo hace estupendamente, pero de vez en cuando le dan achuchones muy tontos. Espero que en la futura MOT del mes que viene no de mucho la lata, porque sino… creo que me plantearé ponerle el traje de luces y sacarlo al ruedo.