Esto se está empezando a convertir en un pequeño diario más que en un blog, lo se, pero yo lo disfruto, por que yo lo valgo. Pero tengo que actualizarlo, no queda otra. Más que nada por que tengo la cara más roja que un bote de tomate Orlando y eso es algo que por ser extraordinario, merece la pena ser contado.

Sí, estoy quemado. Ahora mismo lo primera reacción de la gente al mirarme es de ¨what?, ¿dónde te has metido?, ¿has ido a la playa?». Pero no, nada de eso. Ni hemos ido a la playa, ni hemos metido la cabeza en el horno, ni Ten Shin Han nos ha atacado con su Golpe del Sol. Ayer estuvimos en Glenshee teniendo un maravilloso día de esquí, es por eso que he bautizado la entrada  de hoy como un ¡día de Glen-Ski!

tenshinhan

Fue un plan relativamente improvisado, teníamos ganas de hacer algo diferente que por lo menos disimulara la sensación de no haber ido a ninguna parte en Semana Santa. Como no teníamos practicamente nada que ponernos para la nieve empezamos a mendigar por el laboratorio preguntándole a todo el mundo por guantes, gafas, pantalones…y oye, al final nos pudimos apañar y fabricarnos un traje de esquí para solucionar la papeleta por esta vez. Ahora la próxima vez que bajemos a casa (o el próximo visitante que esté por venir)  tendremos que hacer hueco para traernos el nuestro y no parecer unos pordioseros.

Y que gran elección. No nos lo podíamos creer, ni una sola nube en el cielo, ni pizca de viento y un solazo en todo lo alto que daba gusto verlo. Usando literalmente las palabras de un autóctono con el que compartí remonte en una de las pistas «el mejor día de esquí en varios años: nada de viento,  mucho sol y mucha nieve. No habéis podido elegir mejor día».

 

Tan bueno era el día que resultó en algunos momentos excesivo. Me da un poco de vergüenza decir esto, pero teníamos calor, mucho calor. Haciendo referencia a Shrek y las cebollas, nos pusimos un montón de capas temiendo un frío gélido de las Highlands, pero casi antes de empezar estábamos sudando como pollos y no teníamos sitio donde meter tanta ropa. No exagero cuando os digo que había gente en manga corta, sin guantes, sin gorro…¡¡¡aquello era un strip-skis!!! Era uno de esos días en los que te sienta bien gastarte ese dinero (por que no nos vayamos a engañar, lo del esquí no es apto para ahorradores), tomar el sol, hacer deporte, unas vistas impresionantes…un lujo. Si le quitas el odioso momento que va desde que alquilas los esquís hasta que te subes al telesilla, y el momento de vergüenza total en el que Marta y yo nos confundimos y nos intercambiamos una bota sin querer y perdimos media hora intentando hacerlas encajar en los esquís, diría que fue un día perfecto.

Ahora tengo unas ganas terribles de volver, lo único es que no se si volveremos a pillar un día de estos en años. Habrá que probar suerte, merece la pena. Por cierto,…nunca pensé que diría esto, pero…¿alguién sabe donde puedo encontrar After-Sun en Escocia?