Archivos para las entradas con etiqueta: homenaje

Dos años dándole a la tecla. Siguiendo con la semana de celebraciones, termino ya los homenajes con una entrada cortita para hacerme un poco de autobombo y promocionar ésta mi pequeña puerta al mundo cibernético exterior. Dos añitos de bloguero, algo que no va a ninguna parte pero que mira tú, a mi me hace feliz. Me gusta tener ese regustito de ansiedad algún día de la semana al llegar a casa por la tarde y pensar que todavía hay que hacer la comida, la cena, ver una serie y escribir el blog… ay que sería de mi vida si no tuviera ese sentimiento de culpa cuando llevo un par de semanas sin escribir por que no se me viene nada a la cabeza. Por que hay veces que te estancas, no hay manera de ver nada jugoso o que te motive para escribir. Y otras veces en cambio… hasta el vuelo de una mosca te da ganas de dejarlo todo y abrir rápido el ordenador para redactarlo. Así de peculiar es la vida del bloguero aficionado.

blog2

Sorprendente este segundo año he conseguido aguantar el tirón y tener incluso más visitas que el año pasado. Ni yo mismo pretendía tener constancia escribiendo y menos aún pensaba que la gente me fuera a seguir leyendo. Pero más de 20000 visitas en estos dos años se dicen pronto, y me da hasta un poco de vergüenza cuando pienso que ha habido gente de países tan dispares  metiéndose por aquí –probablemente muchos de ellos por accidente — a ver que pasa o simplemente ojear que cosas raras pasan por Dundee y a nuestro alrededor. Ciertamente que las 133 entradas que he escrito hasta ahora probablemente no tengan mucha relevancia para la humanidad, pero sirven para tener a la gente al día y a mi para tener un pequeño diario que algún día estará en una estanteria sujetando a la muñequita flamenca y al toro con banderillas.  De este modo me tengo que ahorrar el estar mandando correos ladrillo a todo el mundo y tener la excusa de al contar alguna anécdota en persona poder ahorrarme detalles por que… «está en mi blog», y de paso así poder echar en cara el que no se lo hayan leído. Esto es algo muy gratificante.

Un blog no tendría sentido sin los comentarios que a modo de pequeños detallitos le dan un poco más de personalidad al blog. Es verdad que no son muchas las personas que comentan pero tampoco lo pretendo. Entiendo perfectamente que tampoco dejo abierto nada a comentar y que al único que la hacen gracia es a mi. Por eso quería agradecer a mis comentaristas estrella el tiempo invertido en poner alguna chorradilla que me haga pensar que al menos alguien más que mi madre se está leyendo esto. Vale, la que más comentarios hace es mi propia madre pero después ya le siguen de cerca Alberto y Marta, y luego ya algo más rezagados Javi, Hugo, y Jose, el único dundonian que tiene el honor de estar en el top ten de los más participadores en este blog.

Diapositiva5

Y ya por últimodecir que la ilusión aún no se me ha acabado. No se si lo que contaré en el futuro se parecerá más a un blog de anécdotas o a un pequeño diario, pero como ya me siento medio Francisco Umbral pues me da igual por que yo he venido aquí a hablar de mi libro y me da igual lo que opinen los demás. Gracias lectores, lectoras, comentaristas y ojeadores espontáneos de fotografías –que los hay por que las estadísticas de WordPress me lo dicen todo, buajajajaja risa maligna. De momento comienzo el tercer año tomándome el fin de semana libre, pero el lunes habrá más…y mejor.

Diapositiva4

¡Felicidades a mi mismo!

 

Fdo. Alberto II el bloguero dundiano

¿Por qué nos suena la tripa cuándo tenemos hambre?, ¿por qué hay personas que se acuerdan de los sueños y otras no?, ¿por qué los Sugus de piña son azules?

Preguntas así llevan asolando al ser humano desde el principio de los tiempos. Yo aún no he encontrado respuesta para ninguna de ellas, pero tras volver a retomar la actividad como maestro científico me estoy dando de bruces con otro sinfín de preguntas maliciosas a las que no puedo contestar con un «ya te lo explico luego», «esto es así por que en este laboratorio lo hacemos así» o «ponte a trabajar, y no hagas tantas preguntitas». Uno, no puede perder la clase.

poker-face

El tener a tu cargo un patito supone que tengas que desdoblarte y asumir que tu sombra ahora es más grande. Estos seres, te siguen a todas partes confiando en todo lo que haces y todo lo que dices, y no exagero si digo que si te tiraras por el hueco de las escaleras se tirarían detrás. Pero esta confianza es un arma de doble filo, por que la parte mala de tener a tu cargo un polluelo, es que son muy inquietos y lo quieren saber todo.  Esta inquietud terrorífica les lleva a plantearse cosas que tenías completamente olvidadas desde que llevabas las carpetas forradas con fotos de todo tipo. Pero lo peor de todo es que ante esta inquietud tú partes en desventaja, pues su cerebro fresco y reluciente de cinco años de carrera pregunta cosas con sentido y el tuyo lleva cinco años atrofiado responde siguiendo la regla de la lógica aplastante. Y no hay por que esconderlo, según pasa el tiempo y coges experiencia… vas dejando a un lado el intelecto y te habitúas a problemas tan cotidianos y banales como centrifugar de más, sembrar pocas células o liarla parda mezclando tubos. Sencillamente por este motivo, cualquier pregunta que sale de su pico es como una bala que te atraviesa y explota dentro de ti: ¿para que sirve el metanol?, ¿por qué se usa esa concentración de DTT?, ¿por qué a veces lavas con Tween y otras no? Estas y otras muchas, son cosas que hace mucho, mucho, mucho tiempo no te planteabas. Cosas que das por supuestas y que haces o usas de manera automática, vamos, que lo haces por que sí.

Pero antes que admitir la derrota ante una pregunta estudiantil, hay que luchar hasta el último suspiro. Una buena defensa es un buen ataque, así que ante preguntas complicadas, respuestas rápidas y sin dudar. Tú eres el que controla la situación, no puedes permitir que el pánico te domine y que se te note la gota de sudor frío que resbala por tu espalda. No importa si es correcta o no, lo importante es la seguridad con lo que lo digas y lo bien que salgas del trago. Esto es como jugar al parchís y tener la clásica discusión en la que si ves que te machacan con argumentos… siempre se termina con un: «pues en mi casa jugamos así».

Lo bueno de esta experiencia es que creo que estoy aprendiendo yo más que el patito. Me estoy convirtiendo en un maestro perfeccionado, por que tras la pregunta complicada corro despavorido a consultar con el nutrido grupo de intelectuales de mi cubículo para consensuar la respuesta. Y lo más curioso de todo esto es ver como se cumple aquello de «mal de muchos, consuelo de tontos», por que podemos tirarnos horas buscando explicaciones para al final acabar aceptando lo inevitable, preguntar a Google. El sí que nunca duda, no se como se acababan estas conversaciones antes de su existencia. Yo, por si acaso dentro de un tiempo, Google desaparece como el carro de Manolo Escobar (desde aquí mi pequeño homenaje), me estoy haciendo una libretita que he llamado «Respuestas valientes a preguntas rebuscadas». Por lo que pueda pasar.