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Pensando el como titular la entrada de hoy me ha hecho recordar algo que se encontraba sepultado en lo más profundo de mi extenso hipocampo. Y es que qué grandes momentos de la infancia me trae a la mente la expresión «gente menuda». Recuerdo los momentos de ir a comer a casa de mis abuelos los domingos y correr a la mesa del salón nada más entrar por la puerta para coger el suplemento del periódico y leer los tebeos de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Superlópez… eso eran grandes superhéroes que de verdad te hacían partirte de risa y transmitían valores, no como los de ahora, que sólo sirven para pegarse mamporrazos en la puerta del Sol.

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Pero para gente menuda la que ha venido a visitarnos este pasado fin de semana, ¡menuda gente! Sobre estos se podrían escribir no sólo tebeos, sino libros enteros. Los dos son individuos característicos, tan iguales como diferentes al mismo tiempo y con esas peculiaridades que les hacen tan increíbles y que me dejan estupefacto muy a menudo. Hablaré un poco más en detalle de ellos, pero por no desvelar sus identidades en público, me referiré a ellos como Sujeto A y Sujeto Segundo, aunque el orden de los factores claramente no altera el producto. Si por alguna casualidad descubrís su verdadero ser, por favor no lo comuniquéis a las autoridades sanitarias, son peligrosos.

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Sujeto A

El sujeto A tiene a día de hoy el honor de ser la persona que más ha pisado Shepherd´s Loan en la historia de la humanidad. Creo que apostaría algunos de los diminutos dedos de los pies de Marta a que es una de las personas que ha visitado Dundee más veces «just for fun» como dirían los británicos. Y es que con esta son ya cuatro veces las que su cuerpo ha ido a parar a la cama de invitados –aunque también ha tenido alguna que otra visita al sofá para ayudar a nuestra tomatera a florecer. Este sujeto tiene como habilidades el hablar muy rápido, ser rebelde, apasionado a los satélites y a beber whisky a unas velocidades asombrosas. Su capacidad de conciliar el sueño es limitada y adora el estar despierto hasta altas horas de la madrugada hablando de coordenadas geodésicas o de la crisis energética. Lástima que su memoria sea limitada e importe poco el que se le cuente, porque al día siguiente lo va a olvidar. Este fin de semana me ha servido para observar que se está convirtiendo en un rebelde que tarde o temprano atacará la Estrella de la Muerte y que es un ser endemoniado jugando al Munchkin.

 

Sujeto Segundo

No, no hay ningún error en su descripción, y él sabe por qué. El sujeto segundo tiene el honor de poseer otro record de alta alcurnia, y es el de ser el comentarista más activo de este blog. En el mismo momento de dar a publicar la entrada llega su respuesta. El no lee, absorbe, resume y escribe. Es el Lucky Luke de las redes sociales, vive pegado a la tecla. Este sujeto tiene la llave del debate, la reflexión, la polémica. Busca por sistema el comentario apropiado dentro del momento apropiado y si algo queda en el aire, él remata. Como buen aficionado al deporte, allá donde va deja su Marca personal, es un As de la retórica. Al contrario que el sujeto A, el sujeto segundo ha llegado a un momento de su vida en el que dormir es tan importante como el hablar de países africanos. Cuando tiene sueño, se duerme y no hay más que hablar. Este fin de semana hemos disfrutado como niños  –normales, no dundonians — en Tannadice Park. Hemos comido pipas como personas civilizadas y ha descubierto los rincones más exclusivos de su heroína, J. K. Rowling. Espero que pueda haber una próxima vez para hacer con él una ruta algo más extensa de Edimburgo, ya que esta vez tuvo que quedarse en un «Edinburgh essentials» consistente en Royal Mile, Frankestein church, bocata de cerdo y poco más.

Voy a ser un ñoño, pero me encanta tener a A y a Segundo alrededor, así que si vienen más veces, mejor. Las visitas de 36 horas son muy intensas, pero yo firmo tener más y verles el careto más a menudo. Por que si nos viéramos más a menudo el mundo iría mejor. No se cuantos millones de personas desaparecerían de la faz de la Tierra o si tendríamos que volver a llevar alpargatas o incluso guiarnos con brújulas y llevar antorchas por la calle. Probablemente arreglar todo esto nos llevaría más de 36 horas y acabaríamos moliéndonos a palos al poco tiempo de empezar y perderían el avión de vuelta. Pero son mis amigos, y aunque nuestros restos acabaran en una orilla del Tay junto con los de una foca… yo por ellos ma-to. ¡Gracias por venir!

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Once del doce del trece, un día cualquiera en la vida dundonian, pero una fecha muy graciosa. Tanto  que merecía la pena escribir algo para hacerla pasar al baúl de los recuerdos, junto con otras grandes como el cinco del cinco. Pero a pesar de ser una fecha que invitaba a tener alguna gran historia detrás, el día no ha tenido más relevancia que mucho trabajo — me pregunto si será tan necesario ir al gimnasio teniendo en cuenta lo que me muevo a lo largo del día –, y poca chicha de donde rascar.

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Para celebrar esta fecha hemos ido a ver si sonaba la flauta y el Celtic le daba un baño al Barça, pero mi gozo en un pozo, nada de esto no ha pasado y en vez de gloria me he llevado un buen «¡zas!, en toda la boca». La parte positiva es que por primera vez desde que estamos en Dundee he podido tomarme una cerveza ¡con algo de picar! Por estos parajes no es nada común el tomar algo con tu cerveza, cosa que al resto de seres humanos les parecerá algo de lo más normal. Esto hace que en muchos pubs te permitan la entrada con comida si consumes algo de beber. Es cierto que queda un poco chabacano eso de entrar con tu sandwich y tu bolsa de patatuelas, pero sin duda que hace más llevadero el echarse los 568ml al buche. Pero en el Taybridge, hoy se ha rizado el rizo y sorprendente durante el partido durante el partido los camareros han sacado…¡tapas! Bueno, lo he denominado tapas por llamarlo de alguna manera, pero ha sido todo un detalle. Es cierto que saber, lo que se dice saber, no sabían a nada, pero un intento es un intento. Lo primero que han sacado eran realmente unas mini-hamburguesas envueltas en un pastel inglés más insípido que chupar un palo, y  la segunda tapa ha sido un maravilloso…bocadillo de mantequilla con patatas fritas. Sí señores, lo que oís. Que grande es la cocina británica y que maravillosos platos guarda en la chistera. No se a quien se le ocurrió aquello de «pan con pan bocadillo de tontos» cuando tenía la opción de hacerse el bocadillo con patatas fritas.

Que cosa más espeluznante, de verdad. No es sólo una opinión personal, por que ninguna de las otras cinco personas que estaban conmigo ha conseguido acabarse semejante manjar capaz de impermeabilizar las cuevas de Altamira. Yo creía que esto del bocadillo de patatas fritas se trataba de una leyenda urbana, pero no, no era así. Es tan real como el once del doce del trece. Día que no pasará a la historia por su gran contenido, pero sí por hacerme creer por un momento que en esta isla brillaba una chispa de esperanza…pero por muy poco tiempo. Esperemos que el doce del trece del catorce sea mejor. Ah no, ¡espera que no existe! Estamos perdidos….

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Siguiendo la dinámica de celebraciones de esta semana, hoy toca conmemorar el primer aniversario de este blog. La idea comenzó sin mucha fuerza, básicamente por la insistencia de mi madre en que contara mis andanzas por estas tierras. Yo nunca le había tenido mucho gusto a esto de la escritura, en el colegio el tener que hacer redacciones me daban urticaria, especialmente las del Pollo y la presión de tener que ser seleccionado para los certámenes literarios de Coca-Cola. Más tarde tuve un par de encontronazos con el mundo de la redacción en los dos viajes de Interrail (2004 y 2006), en los que escribí los gloriosos y nada sesgados cuadernos de bitácora. Algún día los sacaré del baúl de los recuerdos y les volveré a echar un vistazo, por que para mí son el mejor recuerdo de aquellos viajes.

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Es por ese motivo que la idea de abrir un blog me daba más bien pereza, no sabía si iba a ser lo suficientemente constante como para mantenerlo en marcha durante un tiempo. Pero pasados los primeros días en Dundee, un día después de la entrevista, decidí hacer caso a mi madre (una vez más) y empezar a escribir. Desde luego los primeros meses tuvieron mucha chicha, el estar dos meses dando tumbos por el pueblo arreglando papeles daban para infinidad de historias. Pero después de eso y una vez empezada la vida laboral activa, descubrí que hasta detrás de lo más insignificante puede haber algo que contar. Para mí se ha convertido ya en una rutina, una cosa más del día a día que hay que cuidar como a una planta. En parte creo que ya es como una droga adictiva, y es que hay veces que necesito (o busco) que pasen cosas para correr a casa y ponerme a darle a la tecla y si pasan las horas y no ha pasado nada memorable que contar me empiezo a inquietar y a desear que alguien se tropiece, que me llame alguien raro o incluso que vuelva a buscarme la policía, lo que sea. Desde luego es algo que no esperaba que me enganchara tanto. He de confesar que muchas entradas me salen sobre la marcha, simplemente me siento y me pongo a escribir lo que se me pasa por la cabeza, y en cambio otras las llevo maquinando semanas y las voy madurando esperando que llegue una fecha señalada o un momento ideal para dispararlas

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Pero gran parte de culpa de esta blog-dependencia ha sido ir viendo que el asunto tenía tirón y que parece que a la gente le gusta, lo que me anima a escribir más. Decir que en sólo un año he tenido ya más de 10000 visitas y de sitios tan dispares como Fiji, Laos, Jersey San Vicente y las Granadinas, me hacen que me salgan un poco los colores y me haga plantearme en que carajo hace la gente de esos sitios para meterse en mi blog. Pero me encanta, es un vicio esto de las estadísticas. Es muy gracioso ver las cosas que la gente busca en google y por las que entran al blog y ver cuales son las entradas o fotos que más gustan. Hay cosas de lo más variopintas y que darían para hacer un test sociológico. Aunque comentarios no hay muchos, más que nada por que se que tampoco hay mucho que comentar, en el ranking destaca en cabeza, como no podía ser menos, la impulsora de la idea seguida de la que tiene que soportar que muchas noches no veamos nada en la tele por que estoy escribiendo. Por detrás, los siguientes seguidores más fieles, Hugo, Alberto, Jose e Irene. 

Lo que que me gusta del blog, es como tu pequeño diario pero con la «presión» de que tienes que esforzarte por llegar a la gente. Si gusta tienes tu recompensa en forma de banderitas, numeritos y barritas de colores, pero a su vez es peligroso y puede tener el efecto contrario. Más de una noche me he ido a la cama preguntando: «Marta, nadie se ha metido al blog, ¿crees que no ha gustado?». Un año después después de aquella primera dundeeventura en el Strathdon, tras nuestro primer día agotador por las visitas a los pisos, ya llevo con esta 77 entradas a mis espaldas y mucha intención de que haya otras tantas más. No se si seguirá enganchando a la gente o acabará aburriendo, pero tengo claro que mientras las teclas del ordenador no se borren y sigan funcionando, aquí seguiré narrando mis aventuras, impresiones y otras piradas de pinza para el disfrute del personal.

Fdo. Alberto I el bloguero dundiano