Con la alegría de saber que me he quitado una espinita de encima puedo dar por concluido el fin de semana teniendo la satisfacción del deber cumplido. Estoy orgulloso de haber terminado con éxito otra experiencia de bricolaje casero tras las experiencias del calentador del agua, la cama y los innumeralbes muebles de Ikea. Hoy me he puesto el mono de Brico McNia y en tres sencillos pasos le hemos puesto unas tablas a los sofás.1209996553_f copia

Los sofás que tenemos en casa no son ninguna maravilla del diseño apoltrona-culos, pero estaban en bastante buenas condiciones cuando los compramos en la tienda de la British Hearth Fundation (excepto un leve olor a perro que tardamos unas cuantas semanas en eliminar) y nos salieron bastante baratitos. Pero 9 meses de tortura en los que ni una sola vez han sido utilizados como se debería, sentados, han hecho que más que unos sofás tuvieramos unos mullidos atrapa-cuerpos que te absorbian sin remedio y te dejaban un bonito dolor de riñones la mañana siguiente. Vamos, que más que en un sofá estabas en un paritorio.

Utilizando la regla de las tres erres, se me ocurrió danle un bonito uso a unas tablas de madera que guardábamos detrás de la puerta del trastero. Aprovechando la oportunidad para poder Reducir trastos, compramos un serrucho en el Tesco (por que nadie tiene uno en Dundee) y esta mañana de nieves la hemos aprovechado para Reutilizar esos tablones y gracias a los consejos del ingeniero en la distancia, diseñar unas precisas piezas de ingeniería de contrachapado y Reciclar unos despojos de sofás que han visto la luz a una nueva vida. Marta me ha mirado con cara de miedo cuando le he dicho que lo iba a hacer en la cocina, pero al final (no se como), he conseguido la autorización necesaria y me he puesto a ello.

¡Y vaya diferencia! Si hasta se ve el salón desde otra perspectiva, ¡vemos la tele y no el techo! Hemos recogido volando, aspirado todo el reguero de virutas desde la cocina al salón y nos hemos puesto a comer rápidamente para poder echarnos la primera siesta de domingo en nuestros nuevos sofás. Rápido, limpio y cómodo, ¡en tres pasos oiga! Ya solo nos queda…terminar el puzzle, pero eso si que es una tarea compleja que va a llevar más tiempo del previsto y a la que ni el mismísimo Kristian Pielhoff nos va a poder ayudar esta vez.