Estoy listo. Voy a cerrar bien los ojos, agarrar a Totó por el cuello, juntar los chapines uno contra otro tres veces y voy a repetir varias veces «se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio…»

No es que esté triste, desesperado por vivir en el pueblo, ni me vaya a abrir en canal por estar rodeado de dundonians. Simplemente he encontrado esta frase muy adecuada para el día de hoy. Dundee ha amanecido con unos espléndidos 12 grados que hacía tiempo que no se sentían, pero claro, como no todo el monte es orégano,  esta «cálida» temperatura ha venido acompañada de unos vientos huracanados. No sé decir que velocidades se han llegado a alcanzar hoy aquí, pero realmente a veces ha estado soplando tan fuerte que hasta los miembros del laboratorio del profesor Blow estamos acojonaditos (al que no haya pillado el chiste inteligente que me llame y se lo explico). Desde dentro del edificio se veía como un bonito día soleado, pero el continuo silbido del viento contra los andamios del nuevo edificio, las gaviotas luchando por poder avanzar y un mail de advertencia explicando que habían cerrado el puente sobre el río Tay (como lo gozo, que bien suena) por las condiciones meteorológicas…indicaban que el temita era serio. Todo esto me ha hecho acordarme de la película de El Mago de Oz y temer que nuestra casa saliera volando….o que simplemente fuera un sueño y me fuera a despertar en Madrid al día siguiente.

casavolando

Y ni una cosa, ni otra, ni todo lo contrario. Pero el simil con la película me ha venido que ni al pelo por que mañana nos tomamos unas mini-vacaciones para hacer una visita express a nuestra primaveral tierra.  Obviamente yo no soy Dorothy, ni Marta se ha convertido en Totó, ni he descubierto como se juntan unos chapines, ni Easyjet me va a llevar instantáneamente a Barajas. Eso sí, puedo garantizar que aprovecharé hasta el último minuto de estas 120 horas de locura a ver si se me pega el sol, me voy de farra con el hombre de hojalata, el espantapájaros no me da mucho la tabarra y el sábado…no me dejo que me coma el tigre en el día de la bruja gallega. Ya, ya se que era un león, pero como mi carne ya no es morena después de tanto tiempo en el exilio, tengo todo el derecho a cambiar al león por un tigre que pega más y listo.

talones

Así que aquí estoy, en mi nuevo sofá, contando las horas que quedan mientras pienso si me afeito ahora o mañana por la mañana y pienso las cuatro cosas que me voy a llevar y en las 200 que me quiero traer de vuelta para sobrevivir hasta el verano (jamón, queso, lentejas, unos cordones….). Vamos, que ahora mismo me siento como si de un momento a otro Babá la Adivina fuera a aparecer en la puerta para preguntarme si estoy listo para poder regresar al mundo de los vivos…sólo por unos días. ¡¡¡Qué ganas!!!

gokubaba