Glen es la manera de llamar a los valles glaciares en gaélico. En alguna que otra ocasión ya he hablado acerca de las Highlands, pero el sábado pasado estuvimos en una zona de los Cairngorms aún desconocida para nosotros: el Glen ClovaEscocia está plagadita de glens, siendo muy característica su forma de «bañera»,  por estar más pelados que el culo de un mandril excepto por el brezo que crece en las laderas y en muchas ocasiones por tener un río en la zona baja que hace de la imagen un marco idílico e incomparable.

20130608_133204

Sin duda el fin de semana invitaba a salir de excursión, y el Glen Clova cumplía uno de los requisitos básicos para remolones de sábado por la mañana: estar a una hora de Dundee. Es curiosa la localización dundiana, pero quitando St Andrews todo lo demás está a una hora. Da igual donde vayas, Edimburgo, Stirling , Anstruther, el propio Glen Clova… no falla, se podría decir que en vez de estar a tiro de piedra, está a tiro de una hora. Y si ves que vas a tardar menos ya habrá algún corderito u otro animal salvaje que te haga entretenerte el tiempo necesario para que se cumpla la regla.

unahora

La excursión empezó tranquila, aprendiendo nombres de pajarillos y haciendo predicciones del tiempo con un pestazo a Nivea que me hacía recordar olores playeros muy apetecibles y que creía olvidados. Pero la parte interesante empezó tras alcanzar la cascada del fondo del valle. Fue ahí cuando el paisaje cambió y empezamos a ascender como si fueramos la familia Trap huyendo por los Alpes cual cabra que tira al monte.

A partir de ese momento el día cambió y el objetivo pasó a ser la conquista del munro. Se trata de la manera que tienen los escoceses de llamar a sus altas montañas. Este nombre fue puesto en honor a Sir Hugh Munro – que en contra de lo que pueda parecer no es primo hermano de Marilyn, un montañero escocés de finales del siglo XIX que tuvo la feliz idea de hacer la lista de montañas escocesas de unos 1000 metros, así, como al que le da por coleccionar chapas. Nuestro guía tenía claro el recorrido así que nos pusimos a ello y antes de darnos cuenta…estábamos en medio de una nube de estas de las que te dejan bien caladito (sobretodo si has dejado el chubasquero en el coche). Daba igual que el día estuviera despejado, si Mahoma no va a la montaña la montaña va a Mahoma. Como buenos escocés de adopción que somos lo mejor que hacemos en un día soleado es ir a buscar una nube y meternos en ella, con un par.

Así que tras algo de sufrimiento, finalmente conseguimos coronar el munro. Como dato al montañero amateur diré que siempre que piensas que ya has llegado arriba…significa que eres un iluso, por que siempre hay algo que está un poco más arriba. Pero aunque con un poco más de complicaciones de las esperadas,  la expedición consiguió llegar intacta a la cima sin tener que recurrir a sobornar a ningún sherpa o llamar a la brigada H&S. Además, tuvimos la suerte de ver más o menos de cerca a unas cuantas manadas de ciervos, uno de los pocos anímales salvajes que nos quedaban por tachar de la lista.

La recompensa al día campero fue poder mojar los píes en el río para relajarlos tras la atormentante y pedregosa bajada y poder recuperar las 857 calorías gastadas con un buen chocolate con marshmallows (nubes de toda la vida) que resucitarían hasta a la propia Marylin…del paseo por el munro. Y finalmente, ampliando la ronda de consejos montañeros del día, no importa cuanto pienses que ropa llevar al hacer una excursión en este país, por que simplemente la vas a necesitar toda. Desde el pantalón corto al forro polar pasando por el impermeable. No hay manera de atinar completamente, así que suerte y que Eolo os pille confesados cuando subáis a un munro.