No, no me alegro de verte, hace frío. Vale que el almendro de enfrente de casa ha empezado a echar unas tímidas florecillas que hacen suponer que la primavera se está acercando a Escocia además de a El Corte Inglés, pero en la calle por la noche hace frío.
Hago mención a mis queridas e inútiles glándulas por que gracias a ellas hoy me podría haber convertido en minero de diamantes. Ir al gimnasio después de currar está genial, mola. Haces ejercicio, liberas tensiones, sudas… pero es el peor sitio para que suene la alarma de incendios. Porque, ¿dónde vas cuando salta la alarma de incendios en un gimnasio? Sí, exactamente ahí, a la calle. Y no hay mejor sitio para estar sudado que encontrarte en mitad de la calle en un lugar recóndito de la geografía escocesa. Seguro que las autoridades sanitarias no recomiendan esa experiencia a nadie, yo tampoco.
Y también hago mención a esta querida frase que me acompaña desde hace años por que es como la San Miguel, donde va triunfa. Da igual a quién se le digas y a que idioma la intentes traducir, siempre hace su efecto «te acompaño en el sentimiento». Hoy, mientras esperábamos a que el cuerpo de bomberos de Dundee al completo — por que se han necesitado ni más ni menos que dos camiones más grandes que los de Playmobil con con 5 ó 6 clics cada uno — no he tenido más remedio que compartirlo con el resto mientras daba saltitos con la intención de mantener en calor mi sudoroso cuerpo.
Por supuesto no pasaba nada, y una vez más nos hemos pasado un rato en la calle acordándonos desde el otro lado de la cristalera en uno y cada uno de los bomberos que andaban tranquilamente por las salas buscando un fuego que no existía. Estoy convencido de que ha sido algún bárbaro usando descontroladamente el desodorante de spray en el vestuario. Además de contribuir al efecto invernadero y de confirmar que el otro efecto, el Axe, no puede existir por mucho que te eches desodorante por la entrepierna si no te duchas. Me ha hecho pasar frío, mucho frío. ¡Un poquito de decoro por favor!
A veces las alarmas son de verdad… Y sí, enteraros, el efecto axe es mentira. Donde esté la piedra de alumbre…
A veces…jajajaja, sí, creo que lo recordaré de por vida. A mi el Axe no me ha gustado nunca, me parece de grafitero. ¡Yo con mi piedra ahora voy al final del mundo!
Son unos paranoicos, yo creo que las tienen programadas para que salten de vez en cuando. Si hay fuego, ya gritará alguien y os daréis cuenta. Mira lo felices que somos aquí sin las alarmas 🙂
Están completamente enfermos, en cuanto hay un mínimo gasecillo suelto saltan las alarmas y aquello parece el desembarco de Normandía. No negaré que me hacen algo de gracia los ensayos de evacuación, pero que al menos dejen que me cambie de ropa…
Buenísimo ja ja y totalmente de acuerdo con el tema olorífero, en cuanto al fresquete mejor eso que el calor incendiario. Además os ha venido bien para depurar tanta caloría picante!
Pues sí, pero menos mal que estoy hecho un torete, por que eso parecía un programa del Qué apostamos. Vamos, ¡qué faltaba Ramón García por allí cerca animándonos para que resistiéramos un rato más!
Jajajaja!! A ver si aprenden a construir en ladrillo y sin moqueta, que no arden tanto las casas y no hace falta poner alarmas de incendios hasta en el fogón de la cocina… A mi me pasó saliendo a la calle en chancletas… : ( es una putada y siempre por falsa alarma o una tostada hecha de más…
Menos mal que tú vas bien surtido de pelánganos que retienen el calor como un jersey de la abuela…
Tengo pelánganos, sí, y gracias a ellos pude sobrevivir a la intemperie. Aaaaaiiins, que haría yo sin mi cota de malla…