Archivos para las entradas con etiqueta: botones

Una de las preguntas más difíciles de contestar para la mayoría de la gente es la de » y tú, ¿a qué te dedicas exactamente». Y es que claro, cada uno anda metido en su rutina y no siempre es tan claro y evidente el explicar en que consiste en su jornada laboral a menos que seas encargado de un peaje o catador de alimentos para perros. Por tanto el conseguir que gente que no es de tu campo y que no entiende tu jerga  entienda a que te dedicas sin que pongan cara de  «no entiendo un carajo» puede ser todo un reto. A mi me pasa mucho, y aunque me lo expliquen una y mil veces me sigue sin quedar claro y me empecino con quedarme con cosas que no son del todo ciertas. El ejemplo más claro es el de mis amigos. Si me preguntaran que explicara a grandes rasgos a que se dedican tendría que contestar que una contrata leñadores, otro busca sitios donde hacer retretes en el campo, otro mete desodorantes en cajas y los manda lejos, otro caza satélites, otro busca becarios a precio de saldo y otra investiga los mecanismos de entrada del virus de la peste porcina africana en monocitos y macrófagos para buscar posibles terapias antivirales y el futuro desarrollo de vacunas. Ahora es cuando comprendereis mejor a lo que me refería, o estás en el mundillo o no te enteras de la misa la media.

tres-monos-bit-y-byte

Yo no me voy a tirar el pisto por que tampoco es el medio adecuado ni la intención de este blog, pero lo que si puedo decir es que me tiro más horas que un tonto delante de un microscopio. El microscopio debe ser uno de los aparatos con los que más rápido se asocia a un científico junto con una probeta y un matraz, pero dentro del enorme abanico de microscopios que existen en mi caso el que se lleva la palma es el microscopio de fluorescencia. Pero si pensáis que a través de ese aparato lleno de palancas y botones se mueven los hilos de la ciencia y que se fabrican monos con cinco culos os diré que no, que bajéis de nuevo a tierra firme. Entre otras cosas este aparato se utiliza para ver las proteínas o el ADN de las células que previamente han sido marcadas con moleculitas de colores que te hacen tener unas imágenes chachipirulisjuanpelotilla. En resumen, mi trabajo consiste en buscar y contar puntos y rayas a cascoporro, un trabajo tedioso y con síntomas algo epilépticos.

Lo curioso es que después de pasar muchos días mirando células al microscopio acabas por abstraerte de todo, dejas de pensar acerca del experimento y del posible resultado y entras en una fase de embobamiento preocupante. Es como cuando vas en la parte de atrás del coche durante un viaje largo y no tienes nada mejor que hacer que quedarte como un idiota mirando a las nubes y pensando en que forma tienen, a que huelen… y esas cosas –aunque quizá me haya desviado algo con el ejemplo, por que ¿a qué huele lo que no huele?

images (8)

Para que entendáis mejor a lo que me refiero, he guardado algunas imágenes para mostraros que hay veces que el misterio puede estar muy de cerca en la vida de un científico y que quizás no estemos tan lejos del ansiado mono de cinco culos:

1) El fantasma, el caracono y el losing my religion

El tema es un poco fantasmagórico, ¿eh? ¿Cómo es posible que me pueda concentrar en el trabajo si cuando miro por el microscopio me encuentro con células que me echan esas miradas?

2) El zoo: el elefante, Snoopy y el ganso

Esto me recuerda algo a las pruebas esas de los psicólogos de las películas en las que preguntan al paciente qué es lo que ven en la figura que les enseñan. Pero lo malo es que en este caso es mucho más evidente y no da mucho lugar a confusión.

3) Arte contemporáneo: el grito, Miró, luz-fuego-destrucción

No todo van a ser cosas obvias, no. Hay veces que también dejo volar mi imaginación e intento ver más allá de lo que mis ojos ven –vamos, que me lo invento. Por que no todo van a ser puntos en esta vida, también hay rayas, rayas de colores. Por mucho menos hay gente que es mucho más conocida que yo, así que esperar unos añitos y ya veréis como estas fotos valen millones. 

Así que ahí tenéis un pequeño ejemplo de qué es a lo que me dedico. No se si os lo he aclarado o si os he confundido más. Ahora cuando os pregunten por ahí la próxima vez seguro que tenéis mucho más claro el que contestar. No quiero dar una imagen equivocada, pero  la vida en un laboratorio además de paciencia, perseverancia y resistencia a la frustración… también requiere de una buena dosis de imaginación, y el microscopio es como el Red Bull: ¡¡¡me da alas!!!

red-bull-1

Ciertamente si tengo que decir alguna de mis aficiones, entre ellas seguro que incluiría mi pasión por los «cacharritos con botones». Desde hace mucho tiempo me encantan todos los aparatos que llevan pilas, lucecitas, cablecitos y sobretodo lo que más me entretiene es juguetear con ellos. No se ni cuantas veces me habré estrujado los sesos intentando arreglar el ordenador sin tener ni puñ…idea de lo que hacía, la de veces que  habré intentado piratear el GPS y he acabado hablando con gente muy muy muy rara o las que me he estado peleando conmigo mismo para ordenar los contactos del teléfono y ponerlos con su correspondiente simbolito y melodía. Ahora es cierto que debido a la evolución de las nuevas tecnologías debería actualizara esta definición y considerarme un ser táctil, que aunque pueda dar lugar a malinterpretaciones queda mucho más cool. Pero por no liar a la gente entre los pre-botónicos, los botónicos y los táctiles, lo dejare estar, por que puede dar lugar a conversaciones muy profundas.

unnamed

Ayer por la noche, la tecnología volvió a sorprenderme cuando pensaba que ya no era posible. La culpa la tuvo la final del US Open y esa estupenda idea de algún maléfico ser de las altas esferas de decidir el no televisar en abierto. Un espectáculo digno de ver y no perderse. La crítica a ese «ser» va dirigida a nivel internacional, por que ni en España ni en Reino Unido, ni probablemente en otros países europeos televisaban el partido. Esta gran habilidad informativa que imagino que se debe al ansia recaudatoria de  estos seres – a los cuales imagino como ultra-poderosos gordinflones llenos de caspa -, lo único que consigue es contribuir a que la gente se tenga que buscar las castañas para poder ver el partido de su jugador favorito a las tantas de la madrugada, una pena. Por suerte, existen algunas «vías» un tanto oscuras para poder solucionar esto y que no describiré en público gracias a las que pude ver el partido.

907629-djokovic-v-nadal

El problema de utilizar estos «sistemas» es que dependiendo de la conexión y la suerte que tengas ese día, puedes pillar un canal que se ve de aquella manera en el que los jugadores parecen piezas de Tetris o uno en el que la imagen se queda cortada cada 20 segundos (eso si tienes suerte y no se conjugan las dos anteriores). Afortunadamente ayer debía estar de suerte y pillé un canal en el que la imagen se veía perfectamente y no se cortaba. El problema es que hablando con mi padre por Skype, vi que él no estaba teniendo la misma suerte y me estaba dando mucha lástima ver su cara de descomposición por no poder sentarse tranquilamente a ver el partido. Así que puse en marcha todas mis neuronas fruto de una educación selecta y no se me ocurrió mejor idea que poner el iPad sobre el teclado del ordenador y enchufar la cámara a la pantalla, así de simple. No se si hacía falta un doctorado para desarrollar esta súper-inteligencia, pero desde luego el plan funcionó a las mil maravillas. La unión de estos dos aparatos electrónicos hizo que los dos pudiéramos disfrutar del partido a tiempo real como si lo estuviéramos viendo en vivo y en directo (bueno, casi). Cierto es que tuve que abortar la misión de despatarrarme en el sofá y en cambio tuve que adoptar una posición fetal un tanto más incómoda, pero la verdad es que el momento mereció la pena. Fue una cosa un tanto extraña, un tanto peculiar el estar casi cuatro horas comentando con mi padre en Madrid a casi 2500 kilómetros de Dundee, un partido de tenis que se estaba jugando en Nueva York y utilizando para ello un canal venezolano. Era gracioso, parecía que estábamos en el Bernabeu, aunque faltaran las pipas. Este fue el gran fallo, pero no me preocupa, por que teniendo en cuenta lo rápido que avanza la tecnología…antes de la próxima final de la Champions seguro que lo tenemos solucionado. Bendita tecnología.