Las actividades sociales con la gente del laboratorio se suelen limitar a producirse algún viernes del mes en algún pub de los alrededores al trabajo. Generalmente no tienen mucho más interés que el de estar al día de todos los cotilleos, aprovechar para contarte los planes para el fin de semana y si se pone a tiro, despellejar a alguien de algún otro laboratorio. Vamos, marujeo puro y duro. Pero el pasado viernes hicimos algo diferente, ya que la asociación de estudiantes de doctorado organizó un torneo de Dodgeball, el para nosotros conocido Balón Prisionero. 

Cuando llegó el correo lo ignoré bastante y como generalmente suelo hacer cuando no entiendo dos palabras seguidas de lo que pone en el asunto, lo eliminé de la bandeja de entrada. Pero hubo gente que se ilusionó y al final pues me empecé a interesar yo también con el tema. Vagamente recordaba como se jugaba, lo único que sabía es que había una pelota, dos equipos y que había que zumbar a los contrarios para echarles fuera de la pista. Eso era todo. Pero he descubierto que existe un reglamento (que luego todo el mundo se salta), hay asociaciones y federaciones profesionales, que hay una película y que hay gente que es realmente fan. Luego caí que en algún momento de mi infancia yo había visto la serie esa de Bola de Dan, pero no  había hecho la asociación de ideas, que cosas.

A pesar de nuestra nula experiencia, decidimos hacer un equipo y apuntarnos al torneo. Nuestro único entrenamiento  antes del torneo fue ver la película, indicativo de la derrota estrepitosa a la que nos estábamos exponiendo. El equipo era de lo más variopinto, estando el jefe como líder espiritual y por suerte siendo el objetivo número uno de nuestros rivales. Eso de tener al director del departamento en tu equipo hace que sea muy jugoso para los rivales, los cuales estaban deseosos de descargar frustraciones.

IMG-20130628-WA0001Pero ni por esas. Quizá nuestra curradísima equipación estilo corbatas a la cabeza hacía que los rivales nos vieran como el rival más extravagante o flamboyant al que batir. Tras la primera derrota cosechada en el primera partido, fuimos mejorando y entrando en una estupenda racha de tres victorias consecutivas que no sirvió para mucho ya que no conseguimos clasificarnos para los playoffs.  Al final conseguimos un merecidísimo sexto puesto (no diré sobre cuantos, pero sí que no fuimos los últimos) y el compromiso de apuntarnos el año que viene y mejorar nuestros registros.

Está divertido este deporte, no entiendo por que sólo se juega en las clases de educación física, por que la verdad es que te picas y liberas un montón de tensiones lanzando bolazos a diestro y siniestro. Además está también muy bien el tener actividades laboratoriles, un poquito de diversión para sacudirte un poco la decepción proteinística que nos asola últimamente viene muy bien. Eso de sudar juntos debe ayudar a hacer grupo, por que sino el tener que estar más de tres horas todos juntos con olor a chotuno y las agujetas que tengo en el brazo este fin de semana no habrán tenido mucha utilidad. A ver si no tardamos mucho en hacer otra cosa de estas, a la próxima más y mejor.

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