Archivos para las entradas con etiqueta: lengua

El convertirse en una persona bilingüe es un proceso complicado. Las cosas pintan bien al principio, parece que todo suena redondo: te vas a vivir a Escocia –vale, no es que hablen un inglés muy claro pero nativos son al fin y al cabo –, trabajas con gente de todo tipo de nacionalidades, estás rodeado de guiris durante tu vida social…  a lo que hay que añadir la televisión, la radio del coche, el cine y demás. La suma de todas estas cosas hace que a priori parezca bastante claro que en algún momento te convertirás en un mini-Shakespeare aunque sea a costa de repetir como un papagayo.

bilingue-

 

Ahora viene la realidad. Después de casi dos años sometido a esa «inmersión total» –con el permiso de Marta con la cual aún sigo hablando con el lenguaje de los signos — lo del bilingüismo, bilingüismo… digamos que me parece algo exagerado. No negaré que ha habido un progreso. Por ejemplo ya no tengo que coger el objeto en cuestión que quiero señalizar y poner cara de jorobado de Notre Dame para intentar llamar la atención a mi interlocutor con la intención de que me salve del lío en el que me he metido o tampoco tengo que pedir turno para poder participar en una conversación como si estuviera jugando al Un, dos, tres. Considero que sigo metiéndole unas patadas considerables al Collins y que si la Reína Madre levantara la cabeza y me oyera seguro que rápidamente la volvería a recostar. Yo estoy satisfecho, no es la situación soñada pero al menos no me muero de hambre. Es un handicap el tener a un escocés al otro lado del teléfono, y ese ritual satánico ya lo he pasado.

1215547137093_f

 

Pero claro, como siempre la culpa hay que echársela a algo, no te vas a quedar tu con ella. En mi caso creo que la culpa la tienen los fines de semana. Sí, exactamente, los fines de semana. El lunes empiezas con el inglés un poco renqueante, pero hacía el miércoles o así… ya todo va tirando mejor, llegando a su esplendor durante las pintas del viernes después de trabajar. Ahí eres el amo, McAmo. Pero de repente llega el sábado y con ellos la convivencia o mejor dicho el aislamiento casi total con el mundo anglosajón. ¿Y qué pasa?, pues pasa que empiezas a pensar más y más en tu castellano natal… hasta que en un momento en el que te pillan en un renuncio tienes que saltar al inglés rápidamente. En ese momento tu cerebro, tu lengua y tus labios no coordinan, la babilla te hace un reflujo extraño, el colmillo se te queda atascado irremediablemente…y la cagas.

Trabalenguas

 

La situación a la que me refiero tuvo lugar ayer, 4 de Mayo en Broughty Ferry. Celebrando que no todos los días se llega a los 17 grados salimos a dar un paseo por la playa, comer en una terracita y tomarnos un helado. Efectivamente, esto fue en nuestros sueños. Por que a pesar de que la temperatura era cierta, el cielo presentaba un aspecto de color estropajo Nanas y unos chubascos ligeros como diría Minerva Piquero caían a intervalos moderados. Una mierda, vamos. Pero bueno, como habíamos suprimido el paseo y la terraza el helado nos lo teníamos que tomar sí o sí. Así que llegamos a la heladería, elijo el cucurucho que me gusta, lo señalo, la McHeladera lo coge… y yo ni corto ni perezoso le digo: «Do I have two balls?», literalmente «¿Tengo dos pelotas?» Comprenderéis que yo quería hacer referencia a que si tenía derecho a poner dos esferas de helado sobre el cucurucho, no hacer una encuesta abierta sobre mi masculinidad. El caso es que la cara de la McHeladera fue todo un poema, estaba descompuesta. Al ver que el color de su piel cambiaba del rosaceo al rojo fluorescente, me percaté de que algo iba mal. La direct translation nunca fue una buena idea, pero es que en esta situación no llevaba esa intención de «voy a probar con esto que se parece…» que se usa otras tantas veces. Todo el mundo sabe que al helado se le ponen bolas, una o dos, ¡pero no cucharadas! En fin, menos mal que reculé a tiempo y no le di tiempo a pronunciar alguna de las posibles respuestas que luego pensé que se podían haber dado: «tú sabrás», «qué estás diciendo», «me gustaría verlas», «policia», «flipao», «corchopán»… no se, cosas de esas que pasan.

photo

 

Para el que le interese, el helado estaba muy rico, de dos bolas, pero para bolas las nuestras por tomárnoslo con el cielo como estaba. Pero bueno, aquí ya sabéis que la temporada estival no llega, la inauguras tú. Así que con dos bolas nos tomamos nuestro primer helado veraniego con dos bolas. A mi me daban dos.

 2014-05-04 16.46.37

O «mummy duck strikes back», que queda mucho más molón. Después de un año en el laboratorio dundiano ha llegado el momento de retomar frases pasadas y demostrar mis encantos con un nuevo patito, mi primer patito como postdoc en el extranjero.

mama-pato

 

Durante la tesis ya me tocó hacerme cargo de unos cuantos pobres estudiantes que llegaban temerosos y a ráfagas al 1.4.1. Con todos ellos me tocó pasar por los protocolarios momentos de enseñanza primaria con los temas estrella: pipeta, campana, tubo, matraz, bote. Algunos de estos patitos llegaron a convertirse en auténticos compañeros de batalla, otros…pasaron a la historia. Y bueno, es verdad que ver que cuando ves que la gente sigue adelante en parte gracias a las cuatro cosillas que les has enseñado…te hace sentir bien.  Eso sin contar claro está, con los momentos de morderse la lengua por la desesperación haciendo cuentas o los momentos de tensión total ante la incertidumbre de salir todos volando por los aires por usar unas prácticas poco ortodoxas. Todos esos momentos no tienen desperdicio y son los que luego pasado el tiempo recuerdas con más cariño.

En mi caso, el término mamá pato nació cuando en uno de esos veranos, no uno, ni dos, ni tres, sino tres estudiantes entraron a la vez en el laboratorio como si no hubiera otra cosa que hacer durante el verano que ir a meterse en un cuchitril lleno de aparatejos de destrucción masiva a pasar el tiempo. Esta vez, y ante la saturación mental que me producía aquella situación, decidí que por aquello de no perder mucho tiempo e ir uno por uno y ya que no me quedaba otra que hacerlo, enseñarles las cosas básicas del centro  y a comenzar a trabajar en cultivos a todos a la vez.  De ahí que los paseos por todo el IIB suscitaran las risitas del personal y se me acabara conociendo con ese nombre o asociándome a la pegadiza canción infantil. 

images

Ahora ha llegado el momento de escribir un nuevo capítulo en mi curriculum docente. A partir del lunes tendré una estudiante griega durante 4 meses. Por un lado me hace ilusión, pero por otro también tengo la presión de no poder quedar mal, así que me parece que estos días me voy a pegar unas buenas sesiones de estudio para que no me pille desprevenido y tenga que salirme por la tangente y hablarle de fútbol (estrategia que sin duda seguiré si veo que la cosa se pone chunga). Además esta vez tiene el detallito extra de que ya no puedo pasarle el marrón al jefe si veo que la cosa se complica o si no se que hacer, así que espero saber demostrar mi digievolución y estar a la altura. Una cosa de la que me alegro es que este primer estudiante no sea británico. No es que no confíe en mis conocimientos de inglés nivel Shakespeare, pero sí es cierto que relaja un poco más saber que puedes utilizar un acento más mediterráneo a la hora de comunicarte.

Así pues, ya iré contando mis nuevas experiencias de mamá pato. Espero que me de para tantas batallitas como las anteriores, por que si es así esperaré impacientemente la llegada del siguiente patito…

gar laboratorio