Archivos para las entradas con etiqueta: sobrevivir

La distancia hace que sientas nostalgia de tu tierra. Cuando estás en una conversación con gente de otros países es muy común que en algún momento u otro acabes comparando lo que sea de lo que estés hablando con como se hace en el tuyo. Al fin y al cabo echas de menos hacer las cosas como las hacías antes en tu ciudad, en tu barrio, en tu calle o en tu bar de siempre. Generalmente, llegas a idealizar tanto tu tierra que pasas por alto toda la mierda que hay en ella — ejemplo que viene como anillo al dedo en el caso de Madrid ahora mismo. Normalmente, al menos en mi caso, muchos de estos arranques de nostalgia vienen derivados de temas relacionados con la comida. Por ejemplo, ver como se celebran las tesis con dos bolsas de patatas y unas botellas de zumo, o como cogen el pescado en las pescaderías…son dos de los temas estrella que más me tocan la patata.

echar-de-menos-170

Por eso, para pasar el tránsito que va desde la vuelta de las vacaciones de verano hasta las de navidad decidimos hace tiempo encargar un jamón por internet para quitarnos el gusanillo y sentirnos como en casa durante un ratito. Un ratito corto, que es el que tardó el jamón en quedarse en los huesos. Pero al igual que el cerdo, vayamos por partes, que en la historia no hay nada que desaprovechar.

cerdo_iberico

El pedido del susodicho jamón fue sencillo. Siempre que hay que dar el número de tarjeta de por medio, no suele haber muchos problemas para terminar el proceso. En cambio el tema de la entrega…fue más tedioso. No se si por ser un producto alimenticio o por que suscitaba la curiosidad –y la gula– de los respectivos encargados de aduana, transporte o almacén, pero el dichoso jamón terminó tardando tres semanas en llegar. Yo, más preocupado en el cerdo que en sacar adelante mis experimentos puse quejas a la web donde hicimos la compra y a la empresa de transporte. Pero el jamón seguía sin aparecer. Así que con temor, decidí bajar al almacén donde llegan los pedidos de todo el centro y preguntar a los encargados. Es una pena que no pueda relatar el momento en el que tuve que explicar lo que buscaba y la cara que me pusieron, pero fue algo así:

— Hello, sorry,  I have a question…     /     Hola…mira…tengo una dudilla…
— Yes, tell me          /         A ver, alma cándida, que te pasa
— I made an order,  weeks ago and I didn´t get it yet    /    Pedí algo hace un huevo… y no tengo ni idea de donde está
— What was that?      /    ¿Pero qué se te ha perdido?
— A ham…     /      ¡Un jamón!

En este momento, a uno de los encargados casi hay que recomponerle la mandíbula mientras que en el mismo instante el otro levantó la mano rápidamente y gritó…»¡ah, el jamón! ¡Ven conmigo!». Sin pensarlo dos veces, dejó lo que estaba haciendo y me condujo hacia el jamón a través de un laberinto en los subsuelos del edificio. Y efectivamente, allí estaba el, en su cajita esperándome. Emocionado, le pregunté que desde cuando llevaba allí y que por que no me lo habían subido. Y el tío tan tranquilo va y me dice que llevaba allí tres días y que no lo habían subido por que no era prioridad. ¿¿¿Qué no era qué??? Indignado, cogí mi jamón y subí triunfal con el ante la cara de sorpresa de todos mis compañeros, que me hacían preguntas acerca del mundo de los jamones como si yo fuera Charlton Heston en el planeta de los simios.

Al abrirlo me dí cuenta de que no era jamón como decían a través de la web sino paletilla. Es mejor que te den paletilla por jamón en vez de gato por liebre, pero ya que hay tanto español por el mundo tan necesitado…podrían ponerle un poquito más de interés y especificar mejor la oferta. Pero lo mejor de toda la historia es cuando el lunes llego al laboratorio y… llega otra caja. Esta vez a los pies de mi poyata y con la misma forma. La abro y…efectivamente, otra paletilla con su soporte, su cuchillo, su chaira y su medio litro de aceite de oliva virgen extra. Como diría Jesulín, en dos palabras: im-presionante. No se si fue por las quejas o por que se hicieron un lío, pero el tema es que en cuestión de tres días teníamos dos paletillas en casa. Yo lo empecé a llamar la reconstrucción del cerdo, por que me dieron hasta ganas de hacer una PCR para ver si las dos procedían del mismo bicho y si reclamando un poco más podía rehacerlo en piezas como la armadura de un caballero del zodiaco, — aunque ahora mismo no recuerdo si existía el caballero del cerdo…

El día de la ceremonia se hizo un poco de rogar, por que poner de acuerdo a todo el guateque para hincarle el diente a las paletillas, o al menos a una de ellas…fue cosa complicada. Pero la espera valió la pena. Regado con unos Valdepeñas, unas pipas del Mercadona, unas castañas asadas, unos panellets, una ensalada murciana y el aceitito de oliva para remojar bien el pan del Lidl… nos dimos un buen homenaje. Como teníamos un buen maestro jamonero, apuramos bien una de las paletillas y decidimos que aunque no tenía que haber miseria, podíamos dejar la otra para otro momento de desesperación y repetir la jugada. Y así fue, ahora el huesecillo está esperando a que otros dientes, esta vez los de la sierra le hinquen bien el diente para ir directo a la olla y hacer un buen cocido.

A cerdo pasado diré que es una de las mejores compras que hemos hecho desde que estamos aquí junto con el coche y los deshumidificadores de los cajones. Así si que es posible sobrevivir durante unos cuantos meses en unas condiciones saludables. Así que si estás viviendo fuera y estás leyendo esto ya sabes, agarra por el cuello a unos cuantos que te sigan el rollo…y animaros. Y quién sabe, igual os pasa como a nosotros y os llega por duplicado. Por que lo mejor de pedir un jamón por internet es que a veces puede pasar como con los Petit-Suisse…»que al menos a mí me daban dos»

20131112_212500

Una semana, ese es el tiempo que he tardado en cerrar mi cuenta pendiente con el mar del Norte. Realmente ha sido algo inesperado por que hoy si que no entraba en mis planes el siquiera intentarlo. Pero esta vez he tenido la inestimable ayuda de dos cabezones que han contribuido a que ya no hubiera marcha atrás, y sin prepararnos ni nada, en un par de chapoetos estábamos tiritando en las gélidas aguas norteñas. Sí, está vez sí que hubo huevos.

Por miedo a represalias no puedo más que poner un par de imágenes representativas desde la distancia, aunque mucho me temo que las nuevas tecnologías nos han hecho un flaco favor y actualmente hay varios bonitos álbumes fotográficos de nuestros cuerpos paliduchos que espero jamás salgan a la luz.

La gracia ha sido un poco…incómoda, por que al no ir bien preparado el estar llenito de arena, con costritas de sal por todo el cuerpo y con los pantalones de montaña puestos…no ha sido una experiencia muy agradable, poco Flex digamos. Lo bueno es que un día cualquiera de barbacoa se ha convertido en un día ideal para tachar otra cosa de la lista. Tras la prueba concluida, lo que puedo decir bien claro es que esa temperatura del agua te da un hambre atroz, es como si te consumieras vivo para sobrevivir 5 minutos ahí dentro y sales descompuesto y con el cuerpo da un color muy chungo. Pero hemos tenido la mejor recompensa, una buena barbacoa con McSol aporreando bien en Tentsmuir. Muy contentos por un lado aprovechando un día radiante, pero un poco asustados sabiendo que por otro lado quizá no se repitan muchos como este durante este «verano». Pero la cosa está clara, haga el tiempo que haga hay que salir. Quedan 20 días antes de que los días empiecen a menguar de nuevo (que bajón me da simplemente decirlo) y hay que hacer lo que sea, como sea y cuando sea.

Como dato, decir que me he enterado que aquí no se puede llevar alcohol a las barbacoas. Es algo que desconocía por completo y que me ha vuelto a dejar patidifuso. El tema es que te puedes mamar como una avutarda coja durante toda la semana sin importarle a nada ni a nadie, y no te puedes tomar una cervecita con tu bocadillo de panceta. ¿Alguien tiene alguna explicación? Pues bien, como cuando vas a casa de los romanos tienes que hacer lo que hacen los romanos…hemos tenido que esconder las latas debajo de la mesa y suministrárnosla en vasitos de plástico como si fuéramos politoxicómanos en su día de recreo. Pero, y lo bien que ha sentado…eso no nos lo quita nadie. Ahora lo único que creo es que realmente vamos a necesitar after-sun, de nuevo…