Me quiere, no me quiere, me quiere no me quiere, me quedo, me voy, me quedo, me voy, yes, no thanks, yes, no thanks…

Yes Scotland o Better Together…

Tras dos años oyendo la misma cantinela y después de haber estado metido en un sinfín de conversaciones acerca de la independencia, al fin estamos metido en pleno referendum, llegó el momento de deshojar la margarita. Parece mentira que a partir de mañana estemos hablando de otra cosa y que quizá me acueste esta noche en un país y mañana me levante en otro diferente sin haberme levantado de la cama. Una experiencia así sólo la ha vivido Dorothy hasta el momento, así que si pasa, os contaré como ha sido la experiencia y si la vida se convierte en un camino de baldosas amarillas.

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No empecé este blog con la intención de hablar de cosas serias o de dar mi opinión acerca de temas que requisieran un profundo grado de reflexión, pero la verdad es que el día de hoy es un día que pasará a la historia y el estar viviendolo en primera fila hace que la ocasión lo merezca. Sinceramente, en un principio no pensaba votar. A día de hoy aún sigo creyendo que una decisión así de importante debería haber sido tomada por escoceses y gente residente desde hace años y no por europeos o miembro residente de la commonwealth que lleven viviendo aquí dos días. Vale que nosotros ya llevamos el tiempo suficiente como para tener suficiente conocimiento de la situación, pero el hecho de que los escoceses que vivan fuera de Escocia no puedan votar y que tengamos más derechos que ellos por llevar aquí dos años viviendo me parece algo injusto. Pero también es cierto que aunque no me plantee vivir aqui para toda la vida, esta decisión tendrá una importante repercursión para la Unión Europea en general y para la ciencia en particular. Así que al final también nos acababa incumbiendo y fue lo que nos hizo cambiar de opinión y decir ¿por qué no ejercer nuestro derecho?

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Es por eso que esta mañana nos hemos levantado con una sensación diferente, con la impresión de que se cocía algo importante en el ambiente. Quizá esto ha sido más en nuestras cabezas, fruto de las fervientes conversaciones de estos últimos días y de la obsesión de ir contando carteles por la carretera para ver cual ganaba, pero al salir a la calle nada indicaba que fuera un día diferente más que hemos tenido que sacar el paraguas y eso hacía bastante que no pasaba. El tiempo ha sido el del clásico día escocés, eso no podía fallar en un día así. No podía ser que los escoceses fueran a decidir su futuro en un día soleado, no. Hoy el día se ha levantado bien encapotado y con ese chirimiri característico que te cala desde la cabeza hasta los pies en unos minutos. Así que pasaporte y bolsa del tupper en mano, nos hemos dirigido hasta nuestra iglesia electoral. Sí, aquí en el aún Reino Unido se vota los jueves y en iglesias y centros sociales, los colegios son para los niños.

Llegados a nuestra iglesia electoral de St. Peter´s la sensación ha sido de sorpresa. Acostumbrados a los grandes colegios electorales con montones de listas y mesas, además de un bullicio de gente y observadores por todas partes, lo que hemos encontrado es una pequeña sala con dos señoritas con unos cuantos folios encima de la mesa. Con una sonrisa británica de esas tan enternecedora nos ha dicho que las mesas se organizaban por calles en vez de por apellidos. Y esa no era la única diferencia, la papeleta nos la han dado después de comprobar nuestros nombres –los cuales no aparecían y que por un momento les ha acojonado a ellas más que a nosotros –sin necesidad de pedir el pasaporte, ni carné de conducir ni nada. Vamos, que podría haberme suplantado el alcalde de Alcorcón y nadie se habría dado cuenta. Ya dije hace mucho que entrar en el sistema británico cuesta mucho, pero una vez que estás dentro… todo son facilidades, nadie controla nada. Ah, y aquí las papeletas no se meten en sobres, simplemente se doblan y las echas a un cubo que es observado por otra señorita de sonrisa celestial. Y la cruz se hace con un lápiz que es como de cera, pero vamos que no deja de ser lápiz.  Todo es diferente. Vamos que parecíamos unos guiris yendo a votar por primera vez en otro país. La verdad es que así contado, parece una historia con poca chicha, pero vivirlo ha sido bastante interesante. Lástima que no haya podido hacer fotos del momento por aquello de comportarme como un individuo serio.

 Ahora veremos que ocurre. Hoy me he vuelto a casa temprano para encender la televisión y tragarme todos los debates, retransmisiones y novedades acerca del evento del año. Pero parece que estoy más emocionado yo que el resto, por que para mi sorpresa me he encontrado que no están retransmitiendo absolutamente nada en ninguna de las cadenas públicas y que apenas hay alguna referencia en los avances informativos. Así que con cara de «fliping in colours» aquí estoy escribiendo el blog mientras tengo de fondo un documental de meteoritos. Y como aquí el recuento de votos es lento,  nos iremos a la cama sin saber que ha pasado lo cual es toda una decepción, por que a ver que hago yo mañana cuando me levante. ¿Qué hago primero? ¿Miro el whatsapp?, ¿abro twitter?, ¿me asomo por la ventana? Es injusto, demasiado tiempo esperando este día como para que ahora me hagan irme a acostar sin saber el resultado. En fin, como no puedo luchar contra los elementos –ambientales y electorales– igual le presto más atención al documental este no vaya a ser que en alguno de estos meteoritos venga el mismísimo Nessi y nos pida la independencia al más puro estilo marciano invasor. «¿Qué será, será? Whatever will be, will be, the future is not ours to see… que será, será» Mañana lo sabremos. De momento el famoso 18 de Septiembre, ya es historia.

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