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Dundee, 23 de Junio: Año uno tras la llegada. Hoy llevo todo el día en modo revival y aún me cuesta creer que haya ya pasado un año desde que llegamos aquí. Recuerdo como si fuera ayer que el día de antes de partir mi hermana se había encargado de romperme la cama, no se si por odio fraternal o como mensaje explícito de que ya había llegado la fecha. Del momento traumático de coger la maleta, ir al aeropuerto, hacer esas cosas horrorosas que se hacen en ese sitio horroroso y de las horas interminables de vuelo mejor ni me acordaré. Mi cerebro es sabio y ha hecho un muro de hormigón infranqueable al que no puede acceder a por esa información. Pero si recuerdo bien el momento en el que abrí las cortinas rojas de la habitación 4 del Strathdon, mire al Tay en esa tarde gris, cogí aire y dije: «Bien, aquí estamos. Empieza la aventura».

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Hasta ese momento no me dí cuenta realmente del salto que acabábamos de dar. Por aquel entonces, llevábamos ya casi un año planeándolo todo, pero no se es consciente de la realidad hasta que te das de golpe y en las narices con ella. Las tesis estaban acabadas, Marta tenía trabajo y yo una entrevista en la que me lo jugaba todo o casi todo. Para nosotros suponía un cambio de vida total. Salir de casa, cambiar de trabajo, de país, de gente… todo era nuevo, suponía empezar de cero. De cero patatero. No teníamos nada que perder, era un momento ideal para hacerlo, todo estaba de cara…y desde luego no me arrepiento de nada (bueno, un poco del tiempo, pero no todo iba a ser perfecto).

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Ahora ya ha pasado un año y sinceramente no se si ya soy el mismo. No se si he evolucionado como un Pokemon o me he quedado igual que estaba pero más perfeccionado. He hecho cosas que jamás pensaba que fuera capaz de hacer como meterme en un banco a discutir acerca de comisiones y del tipo de interés, he regateado por un coche, me he peleado con una agencia de alquiler, he hecho croquetas, tartas de queso, crema de zanahorias, también he escrito un blog, he corrido mi primera media maratón, he visto focas, he bailado ceilidhs, ido al casino, me he bañado en el mar del Norte, he dormido en una autovía, he aprendido que el whisky no sabe a madera y también he aprendido a entender a un escocés hablando. Eso entre otras cosas, pero voy a parar por que sino voy a aburrir hasta las ovejas. ¡Ah, sí! También he visto ovejas, vacas peludas, vacas sin peludear, pájaros asesinos, gaviotas listas, gaviotas tontas, cuervos, ciervos, frailecillos… Yo que se, pierdo la cuenta de la de bichos y plantas que también he visto y que juraría que no salían en los libros de biología.

Y ahora mismo a día de hoy, aquí estamos. Después de un montón de «experiencias vitales» parece que todo ha pasado y que no ha sido tan difícil. Llevamos un año currando y nos hemos dado cuenta de que las cosas no son tan diferentes como parecían al principio. La ciencia es igual de «apasionante» en un sitio que en otro (cada uno que entienda lo que quiera), la gente habla de caca, culo, pedo, pis y las llamadas por teléfono son horribles…parece que nada ha pasado, Dundee es ya como nuestro pueblo adoptivo, el pub nuestro refugio y el Tesco nuestra segunda casa. Estamos ya casi tan asilvestrados como unos auténticos dundonian, y eso es lo más. 20130620_134437

Hoy hemos decidido ir a conocer el palacio de Scone para celebrar nuestro primer aniversario dundiano. En este palacio en Perth era donde antiguamente se coronaba a los reyes escoceses y donde estaba la famosa Piedra del Destino. Ese pedrucho que podría haberse sacado de las obras del metro de Glasgow ha supuesto que durante siglos los ingleses y los escoceses se hayan dado de mamporrazos. Pero hoy nosotros, por hacer del día algo un poco emotivo, hemos ido a conmemorar el calendario en el sitio donde la dichosa piedrecita estaba (por que esa es otra, cada uno dice una cosa). Así que allí, como si del mismísimo Jacobo VI y Mary Queen of Scotland nos trataramos hemos puesto la primera piedra de nuestra aventura escocesa.

El palacio en sí no merece mucho la pena, por que una vez visto uno, vistos todos. Y a nosotros, que ya estamos curtidos en esto de los palacetes, pues no nos ha sorprendido mucho. Lo mejor que tiene este sitio es el jardín de secuoyas gigantes, los pavos reales y un laberinto super chulo del que Marta se ha cansado a los diez minutos y ha decidido atravesar un seto (para mi total decepción) con tal de llegar a la fuente del centro y poder salir. El fin de fiesta lo hemos puesto en Paco´s, uno de nuestros restaurantes favoritos de la desaPerthcibida y Perthurbante ciudad de Perth

No se que nos deparará el futuro, estoy muy intrigado. Intento pensar que estaré haciendo en estos momentos el año que viene y escapa a mi imaginación. Pero lo que realmente quiero es estar escribiendo aquí otra vez para contar la de cosas que nos han pasado y la de cosas que hemos vivido. Eso significará que no he sucumbido bajo una botella de isopropanol, que Marta no se ha escapado a bailar belly-dance a un paraíso tropical o que yo no me he cortado un dedo intentando partir cebolla en rodajas cada día más finas. La experiencia continua, probablemente no sea un año tan sorprendente como este último, por que este siempre será «el primero», pero tengo muchas ganas. Una cosa que he aprendido en este primer año aquí en Escocia es que no hay momentos blancos o negros, todas las cosas y todas las personas tienen sus matices. Puede haber sol y lluvia al mismo tiempo, empieza el año dos.

¡Allá vamos!

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En capítulos anteriores de dundeeventura os conté la admiración que siento por la isla de Skye y la tirria que le estoy cogiendo a las gaviotas (ver «De Skye al cielo» y «Gaviotomanía»). Pues bien, hoy por capricho del destino tengo un relato que está relacionado tanto con islas como con pájaros. Hoy finalmente hemos visitado la famosa Isla de May.

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La isla de May se encuentra en el estuario del Forth. Es un pequeño islote que aloja una de las mayores reservas de aves del Reíno Unido y es considerado como un punto de gran importancia en la investigación ornitológica. La isla está completamente deshabitada, y para llegar hasta allí existe únicamente un ferry diario que lleva a unas cien personas,lo que hace imprescindible el tener que reservar con antelación. El que sea un lugar tan inhóspito me ha hecho ir tarareando la cancioncilla de Parque Jurásico durante todo el camino de ida. Me estaba metiendo en el papel de ser el Dr.Grant y todo, pero con la intención de no liarla parda y no colaborar en extinciones masivas ni en electrocutar niño. Pero al llegar casi que he cambiado de parecer y he pensado que a la ocasión le pegaba mucho más la melodía del Angry Birds. Que cantidad de pájaros de cuyo nombre no puedo acordarme hemos visto durante el día de hoy. Yo creo que jamás había visto tanta cosa con alas junta, ni en el zoo. Frailecillos, araos, alcas, cormoranes, charranes, alcatraces, gaviotas (de las molonas), patos, además de conejos, focas grises y caracoles nos han hecho que hayamos agotado las baterías de las cámaras durante las escasas tres horas de libertad que nos han dado en la isla. Al llegar, una única instrucción, no salirnos de los caminos. La isla está literalmente plagada de  nidos y madrigueras de diferentes especies, lo me ha hecho sentir como si estuviera en un campo de minas, ¡qué tensión! Aunque bueno, también había tensión por los misiles aéreos. Con tanto bicho dando vueltas sobre nuestras cabezas, lo raro ha sido que el número de impactos intestinales no haya sido más elevado.

La isla es sobretodo famosa por la población de frailecillos (puffins), un pajarillo muy simpático que tras la cría, está en su máximo explendor. Esto ocurre durante el mes de mayo (¿hará honor a su nombre?), pero nosotros, por llevar la contraria como siempre, hemos ido ya en Junio. Y aunque es cierto que no había muchísimos de estos revoloteando por todas partes debido a que  el largo invierno también les ha afectado a ellos, hemos podido ver a unos cuantos y sacarles en todas las posiciones posibles. Me ha llamado la atención lo»Zara winter» que puede llegar a ser un pájaro, no se si es por que en este sitio no tienen practicamente contacto con el ser humano y son muy pachorrones y no se asustan o es que son muy coquetos y las encanta posar delante de las cámaras.

Pero aparte de ponerle cara a los frailecillos, durante el día de hoy también hemos descubierto que los charranes debieron ser los pájaros con los que se debió inspirar Hitchcock para hacer su famosa película, que los alcatraces fueron los que dieron nombre a los kamikazes de Pearl Harbour, que los alcas son los primos hermanos de los pingüinos  y que la mamá pato de Alfred J.Kwak lo debió pasar muy mal antes de dejarle abandonado con un topo. Además también ha habido actuación estelar de algún mamífero. Los conejos y los caracoles eran muy monos, pero poco sorprendentes. Lo auténtico ha sido comprobar una vez más lo molona que sería la vida siendo una foca gris,  tomando el sol en las rocas y pegándote moñazos para bajar al agua a darte un chapuzón y pillar algo de comer como aquel que va al McAuto.

Desde luego es por sitios como este por los que merece la pena estar aquí. Nos hubiéra encantado quedarnos unas cuantas horas más, pero el ferry nos esperaba. Aunque si de algo estoy seguro  es que tendremos ocasión en el futuro de poder volver aquí. Desde luego ha pasado a formar parte de mi Top10  de sitios que visitar sin dudarlo en Escocia. Una pasada, la pena es que sólo se puede visitar de Mayo a Septiembre por no alterar los periodos de cría. Pero desde luego, sitios como este he visto muy pocos. P1050150

Hoy ha sido día de levantarse pronto, ponerse el dorsal con cuidado de no hacerse un piercing en sitios indeseados y lanzarse a trotar. Esta vez han tocado 10 kilómetros en Monikie, un pequeño pueblecito a las afueras de Dundee con dos de las tres cosas más típicas de Escocia: árboles y lagos. Lo tercero son las gaviotas, pero hoy no toca hablar de esos seres demoniacos, ya tendrán su día de gloria.

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Personalmente, he comenzado la carrera algo preocupado por mi maltrecha rodilla. Desde que volvimos del bodorrio gallego seguía dándome la lata. El dichoso bailecito del tipo «suavecito para abajo, suavecito para abajo…» que nos dió por hacer cuando ni siquiera el King Africa estaba sonando hizo que algún tendoncillo de dentro de mi ser dijera «Sayonara baby» al más puro de nuestro hoy perdido Constantino «Terminator» Romero Pero por suerte, unos buenos ejercicios de calentamiento los días de antes y unos estiramientos después parece que han ayudado a que no haya sentido nada en todo el recorrido. Al final, 50 minutillos largos en estas vueltecillas a los lagos, que aunque no son los de Covadonga, tienen mucho encanto.

Recorrido Monikie

Pero la pregunta que realmente te haces mientras vas corriendo un domingo por la mañana es ¿por qué hago esto?, ¿esto tendrá una recompensa, no?, ¿se tomará alguien cervecita de consolación? Es un tema que realmente agobia durante los primeros kilómetros, por que correr está bien pero… si no es por no correr, pero correr pa´ná…es tonteria. Y es que allí estás tú, desfondándote por tener tus chuches Haribo de recomensa y una medalla molona más que colgar de la pared, pero con más hambre que un perro muerto al acabar, buscando una mirada amiga que te salve y te acompañe en tu sudor. Por suerte la he encontrado. Tras hacernos las fotillos de rigor nos hemos ido a celebrarlo a nuestro ya querido Tapas Bar de Broughty Ferry. Que felicidad, que alegría, que alboroto, ver la tablita de ibéricos, los pinchitos morunos, la merluza, las gambas al pil-pil…como exiliado se agradece una barbaridad y sienta de bien… Vamos, que así da gusto salir a correr. ¿Cuándo es la siguiente carrera? ¿Dónde decís que comemos?

Para finalizar, quería hacer un par de pequeños homenajes en el día de hoy. Primero de todo, quería agradecer a Maldonado, el no haberse equivocado una vez más. Este hombre es un semidiós bajado a la Tierra para protegernos con su paraguas (gracias Sara). No se lo que tiene este hombre, pero da en el clavo allá donde estés. Hoy decía que llovía a la una, y a las doce y media  ha empezado a chispear. Ni el AccuWeather, ni el BBC Weather, eltiempo.es. Un máquina, un aplauso Jose Antonio.

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Y por último, con todo mi cariño y sin querer hacer sangre…un saludo muy efectuoso al trabajador que diseñó los dorsales por el mal momento que debió pasar a darle al darle al botón de «Imprimir». Imagino que ese instante de presionar la tecla y ver que te has comido una «i» al escribir el nombre del sitio…es digno de un memorable «please, come back»Aún así, te queremos. Imprimir 300 dorsales con el nombre del pueblo mal no tiene precio, para todo lo demás…ejem, al menos no la cagaste en las medallas.

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Estoy listo. Voy a cerrar bien los ojos, agarrar a Totó por el cuello, juntar los chapines uno contra otro tres veces y voy a repetir varias veces «se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio…»

No es que esté triste, desesperado por vivir en el pueblo, ni me vaya a abrir en canal por estar rodeado de dundonians. Simplemente he encontrado esta frase muy adecuada para el día de hoy. Dundee ha amanecido con unos espléndidos 12 grados que hacía tiempo que no se sentían, pero claro, como no todo el monte es orégano,  esta «cálida» temperatura ha venido acompañada de unos vientos huracanados. No sé decir que velocidades se han llegado a alcanzar hoy aquí, pero realmente a veces ha estado soplando tan fuerte que hasta los miembros del laboratorio del profesor Blow estamos acojonaditos (al que no haya pillado el chiste inteligente que me llame y se lo explico). Desde dentro del edificio se veía como un bonito día soleado, pero el continuo silbido del viento contra los andamios del nuevo edificio, las gaviotas luchando por poder avanzar y un mail de advertencia explicando que habían cerrado el puente sobre el río Tay (como lo gozo, que bien suena) por las condiciones meteorológicas…indicaban que el temita era serio. Todo esto me ha hecho acordarme de la película de El Mago de Oz y temer que nuestra casa saliera volando….o que simplemente fuera un sueño y me fuera a despertar en Madrid al día siguiente.

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Y ni una cosa, ni otra, ni todo lo contrario. Pero el simil con la película me ha venido que ni al pelo por que mañana nos tomamos unas mini-vacaciones para hacer una visita express a nuestra primaveral tierra.  Obviamente yo no soy Dorothy, ni Marta se ha convertido en Totó, ni he descubierto como se juntan unos chapines, ni Easyjet me va a llevar instantáneamente a Barajas. Eso sí, puedo garantizar que aprovecharé hasta el último minuto de estas 120 horas de locura a ver si se me pega el sol, me voy de farra con el hombre de hojalata, el espantapájaros no me da mucho la tabarra y el sábado…no me dejo que me coma el tigre en el día de la bruja gallega. Ya, ya se que era un león, pero como mi carne ya no es morena después de tanto tiempo en el exilio, tengo todo el derecho a cambiar al león por un tigre que pega más y listo.

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Así que aquí estoy, en mi nuevo sofá, contando las horas que quedan mientras pienso si me afeito ahora o mañana por la mañana y pienso las cuatro cosas que me voy a llevar y en las 200 que me quiero traer de vuelta para sobrevivir hasta el verano (jamón, queso, lentejas, unos cordones….). Vamos, que ahora mismo me siento como si de un momento a otro Babá la Adivina fuera a aparecer en la puerta para preguntarme si estoy listo para poder regresar al mundo de los vivos…sólo por unos días. ¡¡¡Qué ganas!!!

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