Estoy algo confuso. Lo estoy porque todo objeto lleva asociado una palabra que lo describe, pero en algunos casos no para todas las personas es la mismo. Está claro que las patatas son patatas, las peras son peras y las manzanas son manzanas, pero hay otras cosas que no está tan claro como se definen. Se le podrá llamar riqueza del lenguaje o diversidad, pero claramente lo que supone es un auténtico quebradero de cabeza. Esta entrada no viene a cuento de nada, simplemente una reflexión en voz alta acerca de la manera de llamar a distintos elementos de nuestra vida diaria. Algunas llevan en mi día a día desde hace tiempo y otras se han incorporado este pasado fin de semana a raíz de la visita de Celia y el reencuentro con Carla — también conocida como la chica del abrigo rojo.  Os las paso a comentar para ver si arrojáis algo de luz a esta confusión que se apodera de mi ser.

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Empezaré por la palabra más conflictiva, la palabra cómoda. ¿Qué es una cómoda? Para mi esta claro, cómoda es una persona –chica– que se encuentra en un estado relajado, agradable y sin preocupaciones. Pero para otra gente –incluido Ikea– además de esta asociación, también les hace referencia a otra cosa: a una cajonera. ¿Por qué? No lo sé, no lo entiendo. ¿Acaso la ropa se encuentra cómoda en el cajón?, ¿indica que tiene que estar a mano cerca de la cama? Nosotros tenemos dos en casa, una de tres y otra de cuatro cajones, las dos aparentemente igual de cómodas pero con mismo nombre confuso. Yo provengo de un fondo genético «cajonera» y Marta de uno «cómoda». Y no hay día en que no piense en tumbarme encima de las cajoneras a ver si descubro si son cómodas o no. Durante mi estudio he corroborado que la asociación de cajonera como cómoda está al 50 por ciento. Yo personalmente no niego su comodidad, pero no comparto esta definición.

La segunda palabra o manera de definir algo está relacionado con el jamón, el jamón York. ¿Se dice jamón York o jamón de York? Yo de toda la vida he dicho lo primero, Wikipedia dice lo segundo. No me voy a meter en la sintaxis porque estoy de acuerdo que en este caso tiene más sentido ponerle el «de» en medio, pero es que no suena bien. Vale, el hermano del jamón York es el jamón de Parma, con «de», pero es que a este si que le queda bien ponerlo. Para mi York es el serrano del jamón serrano, una cualidad, una propiedad más que un lugar de origen. Además, otra manera de conocer al jamón York es jamón cocido, lo que claramente hace referencia a que en York están cocidos, cosa que es completamente factible como definición de la población de cualquier ciudad británica y que justificaría mi posición. Mi estudio también deja a este elemento con un 50 por ciento para la gente que se refiere a él de una manera o de otra, aunque todas están de acuerdo en que para lo único que sirve es para hacer un bocata de nivel dos –al igual que la cerveza San Miguel, siempre hay una mejor.

Jamón York ahumado

La tercera palabra es sopa. Con esta palabra todos los castellanoparlantes creo que estamos de acuerdo. Sopa es un brebaje poco espeso que puede tener tropezones de todo tipo, mientras que un puré es algo más consistente hecho con verduras y hortalizas. Si hubiera que clasificar todas estas comidas para gente que ha perdido los dientes, de más a menos pondríamos primero al puré, seguido de la crema, la sopa y el caldo. Bueno, pues en inglés la clasificación es diferente y va un nivel por debajo. A nuestros purés lo llaman sopas y son las que te encuentras en cualquier menú a lo largo y ancho del país, lo que me hace deducir que a nuestras sopas las deben llamar meados de vaca. Ahora, lo que a ellos no llaman puré es a nuestro puré de patatas, porque para ellos esto ya debe pasar a ser otro escalafón más cercano a lo sólido que a lo líquido, algo más parecido a un mojón.  Esto es un despropósito, debería haber algún tipo de consenso internacional para clarificar esto. Como en cuanto a esta definición todos los sujetos de mi encuesta acordaban con que la definición en inglés era rara, lo que hice entonces fue preguntar el qué gustaba más, saliendo un 75% a favor de los purés antes que las sopas –un claro ejemplo de que me he pasado el fin de semana rodeado de Mafaldas.

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Seguro que estos son sólo tres ejemplos de millones de expresiones y palabras cotidianas que personas de distintas familias usan de manera diferente. Se le llamara diversidad o costumbre, pero lo cierto es que dan lugar a cantidad de conversaciones entretenidas del formato «en mi casa siempre se ha dicho así». Si alguien quiere contribuir con algún otro ejemplo, estaré encantado de ampliar mi lista.

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