Archivos para las entradas con etiqueta: Pokemon

Teletransportación, viajes en el tiempo, levitación, agujeros negros… un montón de poderes psíquicos y de fenómenos paranormales aún por explicar, pero nadie se ha puesto aún a analizar que pasa con el cesto de la ropa sucia.

images (6)

 

El cesto de la ropa sucia es un ser que vive contigo. Puede estar ubicado en tu habitación o en alguna otro lugar de la casa, pero siempre al acecho. En nuestro caso, el cesto duerme a los pies de nuestra cama, vigilando nuestros sueños y saludándonos por la mañana con cara de «dame de comer, dame de comer». Es una relación muy intensa la que se tiene con el cesto de la ropa sucia, es insaciable y siempre quiere más. Es tal su ambición que hasta en ocasiones –generalmente a final de la semana generalmente — tienes que recurrir a darle los calcetines con tomate para saciar su apetito voraz. Por otro lado da igual su tamaño, siempre está lleno. Puedes plantearte comprar uno pequeñito para obligarte a poner lavadoras más a menudo, pero esto no funciona así. Sea del tamaño que sea siempre lo llenas, y acaba desparramándose por los alrededores como si fuera una masa de un bollo al que le has echado levadura de más. Esto si que es un fenómeno paranormal para que lo estudie Iker Jimenez.

la foto

 

Por que claro, tu guerra particular contra el cesto tiene que acabar en algún momento. Te puedes poner muy gallito y decirle que no le piensas hacer caso, pero al final vas a salir perdiendo. Eso o te vuelves fan total del ir en plan comando, cosa que no recomiendo para nada en lugares donde la tela de los vaqueros no se llega a secar nunca en su totalidad. Eso raspa, no es buena idea. Así que nada, llega el momento en el que claudicas, dices hasta aquí hemos llegado y te dispones a poner la lavadora. Este otro agujero es más amable que el del cesto y generalmente genera el problema opuesto por que aunque parece que tiene la boca más grande, realmente su interior es más pequeño. Tú te lías a echarle cosas dentro –en mi caso con la pelea extra de que cosa es de cada color –y enseguida está que revienta y empieza a devolverte ropa a la misma vez que tu le metes más. Ella está que revienta pero tu cesto sigue misteriosamente lleno. Yo creo que la ropa del cesto espera a que la cojas como los marcianitos verdes de la máquina expendedora de Toy Story a la voz de «el gaaaaancho» y aunque tu brazo se mete en el cesto que tiene más fondo que el bolso de Mary Poppins, nunca acabas atrapándolos a todos a la vez. Digamos que por hacer otra analogía, hay más Pokemon en el bosque que Poké Balls en tu mochila  –que triste fue mi adolescencia, por cierto.

Así que después de todos estos sucios conflictos, he decidido adoptar una actitud más respetuosa con el cesto. Yo le doy de comer y él tiene que tomarse la vida más tranquilamente y no llenarse tan rápido. No se si lo ha entendido o tendré que acabar echándole una cerilla y dejar que nuestra vida se convierta en algo mucho más salvaje. Vosotros amigos, prestad atención a vuestro cesto, hacerle controles rutinarios y no dejeis que se os subleve como el nuestro. Lo digo por vuestro bien.

13

Bb-primer-aniversario

Dundee, 23 de Junio: Año uno tras la llegada. Hoy llevo todo el día en modo revival y aún me cuesta creer que haya ya pasado un año desde que llegamos aquí. Recuerdo como si fuera ayer que el día de antes de partir mi hermana se había encargado de romperme la cama, no se si por odio fraternal o como mensaje explícito de que ya había llegado la fecha. Del momento traumático de coger la maleta, ir al aeropuerto, hacer esas cosas horrorosas que se hacen en ese sitio horroroso y de las horas interminables de vuelo mejor ni me acordaré. Mi cerebro es sabio y ha hecho un muro de hormigón infranqueable al que no puede acceder a por esa información. Pero si recuerdo bien el momento en el que abrí las cortinas rojas de la habitación 4 del Strathdon, mire al Tay en esa tarde gris, cogí aire y dije: «Bien, aquí estamos. Empieza la aventura».

strathdon

Hasta ese momento no me dí cuenta realmente del salto que acabábamos de dar. Por aquel entonces, llevábamos ya casi un año planeándolo todo, pero no se es consciente de la realidad hasta que te das de golpe y en las narices con ella. Las tesis estaban acabadas, Marta tenía trabajo y yo una entrevista en la que me lo jugaba todo o casi todo. Para nosotros suponía un cambio de vida total. Salir de casa, cambiar de trabajo, de país, de gente… todo era nuevo, suponía empezar de cero. De cero patatero. No teníamos nada que perder, era un momento ideal para hacerlo, todo estaba de cara…y desde luego no me arrepiento de nada (bueno, un poco del tiempo, pero no todo iba a ser perfecto).

ceropatatero

Ahora ya ha pasado un año y sinceramente no se si ya soy el mismo. No se si he evolucionado como un Pokemon o me he quedado igual que estaba pero más perfeccionado. He hecho cosas que jamás pensaba que fuera capaz de hacer como meterme en un banco a discutir acerca de comisiones y del tipo de interés, he regateado por un coche, me he peleado con una agencia de alquiler, he hecho croquetas, tartas de queso, crema de zanahorias, también he escrito un blog, he corrido mi primera media maratón, he visto focas, he bailado ceilidhs, ido al casino, me he bañado en el mar del Norte, he dormido en una autovía, he aprendido que el whisky no sabe a madera y también he aprendido a entender a un escocés hablando. Eso entre otras cosas, pero voy a parar por que sino voy a aburrir hasta las ovejas. ¡Ah, sí! También he visto ovejas, vacas peludas, vacas sin peludear, pájaros asesinos, gaviotas listas, gaviotas tontas, cuervos, ciervos, frailecillos… Yo que se, pierdo la cuenta de la de bichos y plantas que también he visto y que juraría que no salían en los libros de biología.

Y ahora mismo a día de hoy, aquí estamos. Después de un montón de «experiencias vitales» parece que todo ha pasado y que no ha sido tan difícil. Llevamos un año currando y nos hemos dado cuenta de que las cosas no son tan diferentes como parecían al principio. La ciencia es igual de «apasionante» en un sitio que en otro (cada uno que entienda lo que quiera), la gente habla de caca, culo, pedo, pis y las llamadas por teléfono son horribles…parece que nada ha pasado, Dundee es ya como nuestro pueblo adoptivo, el pub nuestro refugio y el Tesco nuestra segunda casa. Estamos ya casi tan asilvestrados como unos auténticos dundonian, y eso es lo más. 20130620_134437

Hoy hemos decidido ir a conocer el palacio de Scone para celebrar nuestro primer aniversario dundiano. En este palacio en Perth era donde antiguamente se coronaba a los reyes escoceses y donde estaba la famosa Piedra del Destino. Ese pedrucho que podría haberse sacado de las obras del metro de Glasgow ha supuesto que durante siglos los ingleses y los escoceses se hayan dado de mamporrazos. Pero hoy nosotros, por hacer del día algo un poco emotivo, hemos ido a conmemorar el calendario en el sitio donde la dichosa piedrecita estaba (por que esa es otra, cada uno dice una cosa). Así que allí, como si del mismísimo Jacobo VI y Mary Queen of Scotland nos trataramos hemos puesto la primera piedra de nuestra aventura escocesa.

El palacio en sí no merece mucho la pena, por que una vez visto uno, vistos todos. Y a nosotros, que ya estamos curtidos en esto de los palacetes, pues no nos ha sorprendido mucho. Lo mejor que tiene este sitio es el jardín de secuoyas gigantes, los pavos reales y un laberinto super chulo del que Marta se ha cansado a los diez minutos y ha decidido atravesar un seto (para mi total decepción) con tal de llegar a la fuente del centro y poder salir. El fin de fiesta lo hemos puesto en Paco´s, uno de nuestros restaurantes favoritos de la desaPerthcibida y Perthurbante ciudad de Perth

No se que nos deparará el futuro, estoy muy intrigado. Intento pensar que estaré haciendo en estos momentos el año que viene y escapa a mi imaginación. Pero lo que realmente quiero es estar escribiendo aquí otra vez para contar la de cosas que nos han pasado y la de cosas que hemos vivido. Eso significará que no he sucumbido bajo una botella de isopropanol, que Marta no se ha escapado a bailar belly-dance a un paraíso tropical o que yo no me he cortado un dedo intentando partir cebolla en rodajas cada día más finas. La experiencia continua, probablemente no sea un año tan sorprendente como este último, por que este siempre será «el primero», pero tengo muchas ganas. Una cosa que he aprendido en este primer año aquí en Escocia es que no hay momentos blancos o negros, todas las cosas y todas las personas tienen sus matices. Puede haber sol y lluvia al mismo tiempo, empieza el año dos.

¡Allá vamos!

P1050500